En Chile se observa una importante disparidad geográfica en cifras de pobreza y acceso a servicios de salud y educación de buena calidad.
El desafío que este escenario conlleva sugiere revisar la experiencia de otros países en esta materia, donde es posible hallar diversidad de soluciones, no obstante las naciones más desarrolladas, coinciden en una estrategia que cobra mucho sentido para nuestro país y que tiene que ver con el fortalecimiento de las capacidades profesionales de los gobiernos locales.
Efectivamente, en el actual modelo de desarrollo regional, una de las desigualdades más relevantes, que actúa como condicionante ante la captación de recursos fiscales para los gobiernos locales, es la que se produce entre municipios grandes que tienen más posibilidades de contar con profesionales calificados y los municipios pequeños que cuentan con menos posibilidades para acceder a dichos profesionales.
La instalación de recurso humano calificado en los municipios es una urgencia. Desconocer esta problemática no deja de tener consecuencias sociales profundas, especialmente sobre aquellos municipios de menor tamaño relativo, porque contribuye a profundizar las inequidades territoriales entre municipios con más capacidades técnicas y municipios con menos capacidades técnicas.
Los municipios son las principales instituciones que presentan proyectos para ser financiados vía Fondo Nacional de Desarrollo Regional y una de las causas del atraso que exhiben las comunas de Ñuble con los peores índices de pobreza multidimensional es precisamente que sus municipios no presentan muchos proyectos al financiamiento público en sus diferentes niveles, o los que presentan tienen falencias técnicas que impiden obtener rápidamente la recomendación o aprobación técnica satisfactoria (RS).
Dicho de otra forma, el problema fundamental no es la disposición de recursos fiscales para financiar proyectos, sino que hay muchos municipios que no tienen recurso humano calificado para formular adecuadamente dichas iniciativas.
Emparejar la cancha técnica de los gobiernos locales es una recomendación que han hecho cientos de especialistas y personeros políticos con sentido común. Fue una de las 10 propuestas priorizadas por la Comisión Asesora Presidencial para la Descentralización que convocó la expresidenta Bachelet, después apareció como sugerencia en el estudio que hizo la OCDE sobre Chile y sus brechas para alcanzar el desarrollo, y los últimos años se ha vuelto también tema del proceso constitucional y del debate público sobre la transferencia de más recursos fiscales a las regiones.
Esta problemática se ha intentado subsanar con algunas iniciativas particulares de apoyo o capacitación de personal (básicamente de las secretarías comunales de planificación), no obstante, se siguen observando las mismas disparidades, ya que lo que se requiere son apoyos permanentes, impulsados por un diseño institucional y no solo iniciativas aisladas.
La inercia sobre un asunto de tanta importancia solo seguirá profundizando las inequidades territoriales entre municipios grandes y pequeños y la frustración de comunidades que ven cómo el desarrollo y la prosperidad pasan por fuera de sus comunas.