Todos los años se abre el debate sobre si es bueno o no cambiar la hora de verano e invierno por el impacto que tiene en las rutinas y en la salud de las personas. Este año el impacto puede ser mayor, pues la pandemia ha obligado a cambiar los hábitos de la mayoría de los chilenos, algo que ya ha tenido un impacto en la salud y en el sueño de las personas.
La neuróloga de Clínica MEDS, Carolina Giadach, explica que el cuerpo funciona con un “reloj interno”, que se sincroniza con factores externos como la luz, la actividad física y la alimentación, entre otros. Este “reloj” rige las funciones de sueño, pero también otras funciones como las intestinales, las hormonales y de otros órganos.
“El adecuado funcionamiento del reloj interno nos proporciona salud y su alteración puede generar desequilibrios que finalmente se traducen en enfermedades”, indica la especialista, y agrega que por esto es importante mantener este reloj interno “equilibrado” y tomar algunas medidas cuando factores externos, tales como el cambio de hora, pueden afectar su adecuado funcionamiento.
“La cuarentena ha tenido un gran impacto en el sueño de niños y adultos. Esto se debe al cambio de rutinas, menor actividad física, mayor uso de pantallas, mayor estrés, cambio en los horarios de trabajo, estudio y distintos patrones de alimentación, entre otros. Todo esto ha influido en el sueño de niños y adultos, por lo que el cambio de horario podría afectar aún más la adecuada calidad y cantidad de sueño”, advierte la especialista de Clínica MEDS.
Recomendaciones
Para preparar el reloj interno, la doctora Carolina Giadach recomienda hacer algunas intervenciones los días previos, principalmente enfocadas en cambiar los horarios de este reloj de manera gradual y disminuyendo los efectos de un cambio brusco.
La especialista de Clínica MEDS indica que los días previos al cambio de horario “se sugiere evitar siestas, acostarse 15 a 30 minutos antes y adelantar horarios de alimentación y actividad física también unos 15 a 30 minutos, ya que todas las funciones están coordinadas y relacionadas”.
Agrega que además se debe evitar la actividad física vigorosa previo al horario de acostarse y realizar actividad física regular, con luz diurna. “También es importante evitar el consumo de bebidas y alimentos estimulantes cómo café, té y chocolate 4 horas antes de dormir, y realizar actividades relajantes, evitar exposición a pantallas y luz una hora antes de dormir”, indica.
La doctora de Clínica MEDS llama a fijarse especialmente en las alteraciones en el sueño que tengan los niños y consultar a un especialista cuando el mal dormir lo haga estar irritable o poco concentrado durante el día, en caso de que la falta de sueño afecte la dinámica familiar y no permita el correcto descanso nocturno de los padres o hermanos; cuando haya otros signos asociados al problema de sueño, por ejemplo, roncar frecuentemente, respiración dificultosa en el sueño, dolor de cabeza al despertar en la mañana, importante somnolencia diurna, entre otros.