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Señor Director:
El cambio de hora es duro de vivir para muchas personas. Llevar meses acostumbrados a un cierto régimen de luz y
oscuridad nos ayuda a funcionar mejor, al regular nuestro ciclo circadiano y hormonas que rigen la vigilia y el sueño.
Por ende, al cambiar bruscamente la hora se altera dicho ciclo, nuestro estado de ánimo, el orden y el ritmo de cómo
llevamos nuestras actividades diarias.
Hay diversas opiniones con respecto a este tema. Se argumenta que el cambio de hora -según la fecha- ayuda a apro-
vechar más la luz, a disminuir los riesgos de la delincuencia y a aumentar la productividad. Por otra parte, a algunos les
gusta amanecer con luz, y a otros salir de su jornada laboral con luz para sentir que hay vida después del trabajo.
¿Por qué no quedarnos en el huso horario que nos corresponde geográficamente, el GMT-5? ¿Por qué, en vez de
tener que adaptarnos nosotros biológicamente no se adaptan mejor los horarios laborales y estudiantiles para tener
la mayor cantidad de luz a lo largo del día, tolerando cierto margen de oscuridad, y no generar las incomodidades
señaladas por la brusca modificación?
Debieran considerarse todos estos factores para elaborar políticas que mejoren nuestra calidad de vida y nuestro
desempeño laboral y estudiantil.
Jaime Peña Álvarez
Coordinador de Prácticas y Titulación
Ingeniería Civil Industrial
Universidad Autónoma de Chile