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Un 15% disminuyó el número de ocupados en el sector agrícola de Ñuble, en el trimestre noviembre-enero de 2024, en comparación con igual periodo de 2023, según reveló la Encuesta de Empleo del INE, cuyos resultados se entregaron ayer. Es decir, si en enero de 2023 había 42.930 ocupados en el agro, en 12 meses la cifra cayó a 36.500 trabajadores, lo que significó la pérdida de 6 mil 430 empleos netos.
De esta forma, el sector agrícola de la región acumuló ocho meses consecutivos de bajas interanuales en el número de ocupados, lo que da cuenta de la pérdida de dinamismo del mercado laboral del agro, pero también el difícil escenario económico que viene enfrentando el sector en los últimos años, con un fuerte aumento de los costos, la caída de los precios de varios productos emblemáticos y las inclemencias climáticas, entre otros elementos.
Precisamente, los problemas financieros derivados de temporadas con malos precios y fuertes alzas de costos, con dificultades de acceso a financiamiento y una caída de la inversión, están llevando al sector a contraer su demanda de trabajadores, de la mano de procesos más eficientes y la progresiva incorporación de la mecanización.
En ese sentido, desde el gremio agrícola han subrayado que el año 2023 fue particularmente difícil para varios rubros, como los cereales (trigo, maíz), las frutas y las viñas, entre otros, tanto por factores climáticos -altas temperaturas en verano y potentes sistemas frontales en invierno- como por razones de mercado -mayor competencia y menores precios-. A ello agregan la incertidumbre que genera la indefinición en ciertas políticas, lo que también contribuye a mantener paralizadas muchas inversiones en el sector.
Y si bien la incertidumbre y el riesgo son inherentes a la actividad agrícola, son muchos los productores que por más que quieran invertir, no pueden hacerlo, porque no tienen liquidez, están endeudados y enfrentan dificultades de acceso a financiamiento. Y los que sí están en condiciones de acceder a un crédito bancario, tienen que pensarlo varias veces dadas las altas tasas de interés que se observan en el mercado. Hay que mencionar también, que, en términos generales, no son muchas las opciones de créditos diseñados en razón de los ciclos productivos de la agricultura.
Precisamente, las estadísticas de la Comisión para el Mercado Financiero muestran que, en diciembre de 2023, las colocaciones bancarias en la región de Ñuble retrocedieron 4,8% -en términos nominales- en las empresas agrícolas (no frutícolas) y un 5,3% -nominal- en las empresas frutícolas, en comparación con diciembre de 2022; lo que confirma el frenazo de las inversiones en el sector.
Sin inversión, no se generan empleos; y hasta el momento, no existen elementos para pensar que el escenario descrito cambiará significativamente durante 2024.
Ciertamente, la adopción de tecnologías en el agro, que paulatinamente han ido sustituyendo mano de obra, es un fenómeno en desarrollo y podría ser factor de un desempleo estructural principalmente en oficios elementales.
Es fundamental, entonces, que más allá de los factores coyunturales de la caída de la inversión, Ñuble sea capaz de levantar políticas de largo plazo que incentiven las inversiones en el agro y en toda la cadena de valor de los alimentos, de manera tal de reactivar la creación de empleos en la región, pero con la expectativa de que sean más calificados y mejor remunerados.