Han trascurrido más de dos semanas de la desaparición de María Elcira Contreras, una mujer, de 85 años, a la que se le perdió el rastro el domingo 12 de mayo en plena celebración del día de la Madre, en un restaurante en el Fundo “Las Tórtolas”, en Limache, Región de Valparaíso.
El caso de la adulta mayor extraviada ha alcanzado relevancia en el país y, en especial, en la región de Ñuble, ya que Elcira es oriunda de Chillán.
El día que desaparece quedó registrado por cámaras de seguridad del lugar, que la muestran saliendo del baño y dirigiéndose hasta el sector de los estacionamientos, donde se pierde la pista.
Bomberos, policías y cercanos han realizado jornadas de intenso rastreo en inmediaciones del fundo, tras la denuncia de presunta desgracia.
Las diligencias en busca de la chillaneja se han enfocado alrededor del fundo donde está emplazado el restaurante, que tiene unas 40 hectáreas. El canal Waddington, que tiene una extensión aproximada de 120 kilómetros, fue drenado para facilitar las labores de búsqueda. Sin embargo, no se hallaron pruebas o pistas que pudieran dar con el paradero de María Elcira.
Su hermana menor, Marcela Contreras Mella, quien visitó el sitio de rastreo hace dos semanas atrás, manifestó su preocupación.
“Como habían secado el canal, la esperanza era que ese fin de semana de búsqueda la hubiéramos encontrado, pero no pasó. La familia está muy mal, cada día vas aumentando angustia, porque la gente en estos tiempos no es tan buena y ella está sin sus medicamentos y sin el apoyo psicológico de su familia. Porque uno como persona mayor necesita el cariño y la aprobación de los otros, porque tu inseguridad es mayor”, expresó.
Al igual que el resto de los familiares, Marcela no descarta la intervención de terceros en un eventual asalto.
“Estuve allá, desde mi perspectiva todas las posibilidades que se den son buenas, ninguna búsqueda siempre da frutos altiro, pero hay que hacer todo lo está a la mano. Si dicen que no estaba en el canal, igual hay que seguir buscando en otros lugares. Se ha rastreado el campo, por todos lados, y es un misterio para nosotros, porque ella iba caminando en la dirección hacia el estacionamiento. (…) Cuando uno va perdida, va buscando y mirando hacia un lado u otro, pero ella camina hacia un objetivo. En lo personal, pienso que alguien hay ahí, una persona a quien le va preguntar algo. A lo mejor esa persona quiso asaltarla, pero sin ninguna joya que costara un millón de pesos, no sé si tendría o no, pero ella era de bajo perfil, no era una persona que anduviera ostentando”, sostuvo.
Marcela comentó que se comunicaba por teléfono frecuentemente con Elcira y la última vez que le habló fue en el día de la mamá, justo cuando desaparece. Su hermana aseguró no sería capaz de salir del fundo por sus propios medios, ya que era persona consciente de los riesgos.
“Elcira tenía la presión alta, pero estaba absolutamente controlada. Ella vivía con su hijo y nuera, quien es súper preocupada con ella. Ella es autovalente. Estaba bien (…) Yo no descarto que haya intervención de terceros, porque estuve ahí, conozco a mi hermana y ella tiene dificultades para caminar. Es tremenda miedosa, en el sentido, que se pueda caer. Era precavida. Si cruzábamos la calle, ella te tomaba del brazo y te apuraba para que no la atropellaran. No era una persona osada. El camino en ese lugar es de tierra colorada, resbalosa y con grietas donde escure el agua. Es un camino que cansa, es toda una ladera de un cerro. Ella no hubiese sido capaz de subir”, relató.
El círculo cercano de Elcira espera que las diligencias de búsqueda continúen hasta dar con su paradero.
“Todo lo que se ha podido hacer se ha hecho. Nosotros no podemos bajar la guardia. Nuestras expectativas son encontrar a Elcira a como de lugar y hacer todos los esfuerzos que están a alcance. Carla, Natalia y mi sobrino José Luis no han bajado en ningún minuto la guardia. Ellos se levantan todos los días a las 7 de la mañana. (…) Ellas han tenido una fuerza increíble”, comentó.
“Hay mucha gente que llama, videntes, gente que ni siquiera contactas, pero ellos buscan el contacto y te llaman, pero nosotros hemos ido a esos datos y no han arrojado nada. Entonces, nosotros ya no creemos tampoco”, añadió.
María Elcira es la mayor cuatro hermanos. Tiene tres hijos y siete nietos. Mientras estuvo casada vivió en Chillán y cuando quedó viuda, hace más de 20 años atrás, se fue a vivir con la familia de su hijo Maximiliano a la V región, en Concón.