El nuevo escenario que presenta la pandemia de Covid-19 no solo ha alterado la “normalidad” de los chilenos, sino que también ha incrementado la incertidumbre y está impactando fuertemente los ingresos de los hogares y la economía en general.
La semana pasada, la Encuesta Nacional Bicentenario UC, reveló que poco más de un tercio (33%) perdió todo, casi todo o más de la mitad de sus ingresos en medio de la pandemia. Sin duda, una cifra preocupante que se suma a otro 19% que dijo haber perdido “más o menos la mitad”.
Haciendo un cálculo rápido, se trata de un 52% del universo de encuestados que señaló haber tenido mermas en sus ingresos, que ascienden a la mitad o incluso más respecto de su situación previa al coronavirus.
A nivel local, la encuesta “Pulso de la economía de la región de Ñuble”, elaborada por la Facultad de Ciencias Empresariales de la UBB y Corñuble, mostró básicamente lo mismo. 53% de los encuestados reconoció una disminución de los ingresos en el hogar, así como un 46% cree que sus ingresos seguirán disminuyendo.
Asimismo, se observa un aumento del pesimismo sobre la situación económica del país y de la región en los próximos 12 meses, en comparación con las últimas dos mediciones, aplicadas en mayo y diciembre de 2019.
La emergencia sanitaria ha incrementado la incertidumbre y el pesimismo en materia económica que se instaló en Ñuble a partir del estallido social, que se refleja, por ejemplo, en las decisiones de inversión de largo plazo, pero también ha levantado la preocupación por demandas que siguen pendientes, como la calidad de la salud pública, el empleo, los salarios y la conectividad digital, que son determinantes en la forma como las familias pueden afrontar los desafíos que esta crisis representa.
Desde el punto de vista de las expectativas, ésta es sin duda una de las mayores crisis que han debido enfrentar los ñublensinos en las últimas décadas, y a la luz de las proyecciones, también lo será en materia de inversión, ingresos y empleo. Pero también es una oportunidad de focalizar los esfuerzos en aquellas demandas que cobraron mayor notoriedad como consecuencia del estallido social y ahora con la pandemia, como la necesidad de fortalecer el sistema de salud público, aumentar la tasa de formalidad laboral, incrementar la cobertura de la conectividad digital y mejorar la capacidad de respuesta de las instituciones públicas frente a emergencias.