Basta de abusos
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“Si no aprendemos ahora, no solo estaremos en deuda, sino que seremos cómplices”.
La sentencia pertenece a Juan Luis Carter, presidente de la Federación Atlética de Chile, que ha estado en el ojo del huracán las últimas semanas, tras las diversas denuncias de abuso sexual, violación y estupro en las que han sido acusados entrenadores afiliados por años al organismo. En todas las denuncias, de voz de las propias víctimas, se repite, con algunos matices, el modus operandi. Un entrenador con formación académica y técnica, consciente de su posición de poder, ejerce el abuso, prometiendo beneficios académicos y laborales, mejorar la calidad de vida de la atleta, que generalmente, pertenece a una familia vulnerable que ve en el atletismo la opción de construir un futuro.
Por años, bajo un silencio cómplice, se normalizó en el mundo del atletismo esta relación entrenador-atleta, buscando solo resultado en el alto rendimiento.
Pero ya es hora, que la integralidad sicológica de los deportistas, considerados muchas veces solo una máquina para apuntar a una marca, sea primordial en los procesos formativos y competitivos.
No es posible que estos casos y otros que no han salido ni saldrán quizás, a la luz pública, se sigan repitiendo, porque simplemente las autoridades políticas y del deporte no son capaces de establecer un estricto protocolo que prevenga y sancione toda clase de abusos en el deporte.
Generar una herramienta que filtre y pesquise cualquier problema sicológico de un entrenador antes que trabaje con menores debe ser un imperativo para las federaciones y asociaciones, para terminar con los abusos en el atletismo.