Señor Director:
Los últimos movimientos al interior del Frente Amplio vienen a confirmar la máxima que dice: «donde hay dos izquierdistas, hay a lo menos tres facciones». La izquierda no es diversa, es dispersa y su variedad se explica más por los liderazgos y las rencillas internas que por las ideas y valores que representan. Una de las virtudes del Frente Amplio era la capacidad de “barrer para dentro” esa cualidad endémica de su sector. Hoy, con la salida de partidos y parlamentarios ha demostrado que su capacidad de convocatoria está en cuestión. Es paradójico que, aquellos que más llaman a fortalecer los lazos de comunidad a través del Estado, sean tan individualistas y atomizadores a la hora de generar pactos políticos. Esto no hace más que demostrar que con lo propio somos todos liberales.
Juan L. Lagos Fundación para el Progreso