Debido a que el precio de referencia está expresado en dólares, la caída de las últimas semanas ha estrechado aún más las utilidades. Si bien los precios que los molinos están pagando son 19% superiores a los de hace 12 meses, los costos han sido un 45% más altos esta temporada, en que los trigueros habían apostado por retornos más altos.
Entre $34.000 y $35.500 por quintal de trigo duro (gluten sobre 30%) están pagando los molinos en la región de Ñuble, y algunos sencilla- mente no están comprando.
Con 50% del trigo ya cosechado en la región de Ñuble, principalmente de secano, la preocupación cunde entre los productores porque claramente los números no son auspiciosos. Aseguran que los precios son similares a los de enero de 2022, sin embargo, los costos esta temporada fueron un 45% mayores en promedio, de hecho, en algunos insumos, como fertilizantes y herbicidas, los valores se duplicaron.
La baja del dólar aparece como un factor no deseado, puesto que solo unas semanas atrás, con un dólar más cercano a los $900, el precio del quintal no bajaba de los $35.000. La explicación de la influencia del dólar es que Chile es un mero tomador de precios en el mercado mundial de granos, dado que más del 55% del trigo que se consume en el país es importado. De esta forma, al convertir a pesos el valor de referencia o el Costo Alternativo de Importación (CAI), que está expresado en dólares, el retorno es más bajo.
Según el informe semanal de Odepa elaborado con datos de Cotrisa, en la primera semana de enero el precio promedio por quintal de trigo fuerte o duro en Ñuble era $35.000, lo que representa un alza de 19,2% respecto a igual semana del año pasado, en que el precio promedió $29.357. En tanto, en la segunda semana de enero el precio en Ñuble subió a $35.100, es decir, un alza de 19,5% respecto a igual periodo de 2022, en que el promedió llegó a $29.371.
En cuanto al CAI, el informe de Odepa muestra que, para la primera semana, alcanzó los $40.385 (HRW Golfo, Estados Unidos) y los $38.132 (Trigo pan, Argentina), con un dólar a $854,8, en promedio. En tanto, para la segunda semana de enero los valores bajaron a $39.232 para el HRW Golfo y $33.557 para el Trigo Pan, con un tipo de cambio a $845,73.
Márgenes estrechos
Con cerca de 30 mil hectáreas sembradas en la presente temporada, el trigo harinero es el principal rubro agrícola de la región en cuanto a superficie, una actividad que viene mostrando una disminución sostenida de la superficie en las últimas décadas.
Luis Bustamante, productor triguero de Coihueco, quien además presta servicios de cosecha de granos, planteó que, “al ver el comportamiento de los precios, uno tiende a pensar que los molinos están coludidos o al menos vemos un abuso de posición dominante, donde una gran empresa pone los precios y los demás le siguen. No hay otra forma de explicar que los trigos dos meses atrás estaban a más de $50 mil por quintal y hoy estén en $34 mil. El año pasado vendí a $33.700, es decir, bastante similar a lo que se está pagando hoy, con la diferencia que el año pasado el petróleo estaba 50% más barato, a $630, en circunstancias que hoy está a casi $1.200 el litro; en el caso de la urea, la temporada pasada estuvo cara, a unos $700 mil la tonelada, porque antes de la pandemia estaba a $300 mil, y esta temporada, sin embargo, pagamos entre $1 millón y $1 millón y medio la tonelada; y el herbicida, por el que pagaba $90 mil hace dos años, después subió a $150 mil y esta temporada lo compramos a $270 mil”.
El agricultor comentó, además, que los molinos especulan con el precio y “apuestan por importar trigo barato, que es subsidiado y de menor calidad, para presionar a los productores a venderles al precio que ellos determinan en el breve periodo que dura la cosecha, porque muy pocos productores tienen la capacidad de guardar y esperar a que le paguen diez mil pesos más ($44.000 por quintal) en marzo; primero, porque tienen compromisos financieros que cumplir con los bancos y necesitan la plata ahora, y segundo, porque no tienen la infraestructura para almacenar el grano por periodos largos manteniendo su calidad. Piense usted que esos 10 mil pesos, con el rendimiento que tengo (50 ton/ha), serían 500 mil pesos por hectárea que en el fondo sería la rentabilidad que puede generarle el cultivo al agricultor, considerando que el trigo no deja una rentabilidad alta”.
Bustamante sembró esta temporada 350 hectáreas de trigo, además de raps y trigo candeal. “Yo arriendo, y esta temporada dejé un campo en Yungay, de 110 hectáreas, porque no me daban los costos. Y eso considerando que yo abarato mis costos porque tengo todo el equipo, desde preparación de suelo hasta cosecha, y también camión; si yo fuera un agricultor que tuviera que pagar todos los servicios, quebraría (…) Yo veo que la próxima temporada no voy a sembrar 350 hectáreas, creo que no voy a superar las 150-200 hectáreas, por los altos costos de los insumos agrícolas. Por eso hay gente que está optando por poner sus campos en arriendo, así como muchos se aburren y terminan haciendo parcelas”.
Advirtió que “se necesita que la autoridad se preocupe de esta situación, porque no hay ningún incentivo para sembrar trigo y así se va reduciendo la superficie. Hoy apenas somos capaces de satisfacer el 40% del consumo del país, y me preocupa que estemos comprando todo afuera, ¿y qué va a pasar cuando nos quieran vender el trigo el doble de caro? Y al final, los costos los terminará pagando la población, que no va a pagar 2 mil pesos por el kilo de pan, sino que va a pagar 4 mil ó 5 mil pesos. Lamentablemente, veo que nadie nace nada. El Ministerio de Agricultura se preocupó de apoyar a los pequeños campesinos, pero resulta que esa producción es de autoconsumo, no tiene incidencia en el mercado; y, por otro lado, Cotrisa no hace nada, y le aseguro que la próxima semana el precio viene a la baja de nuevo”.
Por otro lado, confirmó que “los rendimientos están bajísimos en el caso del trigo de secano. Lo que he cosechado yo no ha superado los 50 quintales/ha, porque recuerde que hubo una helada en noviembre, des- pués de una lluvia, y a los trigos los pilló en flor, lo que hizo que muchos de los granos estén vanos. En la temporada anterior, en cambio, el rendimiento fue de 60 qq/ha.”
No se cumplieron expectativas
Carlos Smith, productor triguero de El Carmen y dirigente de la Asociación de Agricultores de Ñuble, expuso que “el CAI del trigo duro actualmente está alrededor de $41.000 y en Ñuble están pagando cerca de $34.000, ha ido bajando, debido a que el dólar está bajando. Y si bien la simetría de los precios que están pagando con respecto al CAI es similar a la de años anteriores, pero nuestra situación es más desesperante que en años anteriores, porque sembramos a un precio altísimo, con costos elevados, en julio el trigo llegó a valer $50 mil, lo que tiene que ver con la situación ruso-ucraniana y el contexto global. Entonces, sembramos con costos de la guerra y estamos cosechando con costos de la paz.
El dirigente relató que “cuando se desató el conflicto bélico, hubo una toma de posiciones en los mercados de futuro del trigo, lo que llevó los precios al alza con la gente tratando de asegurar precios por la crisis que se venía. Y cuando se generó una utilidad, esa gente empezó a vender a sus posiciones, y así comenzó a bajar. Y nosotros, que teníamos la expectativa de vender a esos precios, y resulta que la bolsa se ha desmoronado un poco, el dólar ha ido a la baja y eso ha repercutido directamente sobre el valor del trigo.
“Además -continuó-, a nivel interno entiendo que los molinos están teniendo dificultades de acceso a financiamiento en la banca para hacer grandes compras de trigo en tiempo de cosecha, y por otro lado, San Cristóbal, el molino más grande del país, el 6 de enero anunció que cerraba la compra de trigo en Santiago, lo que tiene una repercusión tremenda en el mercado, no sería raro que fuera una estrategia, a la espera de que el dólar siga cayendo”.
Consultado sobre la superficie sembrada esta temporada en la región, el productor comentó que, “como todos los años, hay una disminución, todos los años va saliendo superficie en pos de plantaciones frutícolas y otros usos”.
“Esto va generando una merma en la rentabilidad y en las expectativas del negocio importante, porque obviamente, con una inversión como fue esta temporada, en que el capital de trabajo que mucha gente tenía para su siembra se redujo a la mitad, por las alzas de costos, lo que los obligó a ir al banco a buscar el capital, con intereses más altos, por lo tanto, hubo una descapitalización de los agricultores. Y si a eso le agregamos que las expectativas de recuperar esa mayor inversión con precios altos, no se está cumpliendo, lógicamente que esto va a hacer daño, va a generar descapitalización”, puntualizó Smith.
De igual forma, Carlos González, presidente de la Asociación de Agricultores de Ñuble, expresó su preocupación por el escenario que enfrentan los trigueros.
“Los rendimientos no están tan buenos como se pensaba, a pesar de haber tenido una temporada lluviosa, muchos trigos se helaron. El trigo se veía con muy buenas perspectivas por el desarrollo del comercio mundial, en junio y julio tuvimos un CAI a $50 mil, muchos agricultores se arriesgaron a sembrar con un costo altísimo, se veía que podía ser un año muy bueno dados los menores stocks y el conflicto en Ucrania, entre otros factores, pero hasta ahora se está viendo que no fue así, los precios vienen a la baja, siguen bajando, y los rendimientos no han sido lo que se esperaba”.
El dirigente gremial apuntó a la in- fluencia que ejerce en el precio Molino San Cristóbal, el principal comprador de trigo del país. “San Cristóbal ya no está comprando trigo en Santiago, algo que no se había visto en esta fecha, y solo va a comprar en la zona de Temuco, lo que es una muy mala señal para el mercado. Uno puede pensar que ellos están apostando por esperar que el precio siga bajando.
En alusión a las optimistas decla- raciones del ministro de Agricultura, meses atrás, quien proyectaba una mayor producción esta temporada, el timonel del agro cuestionó: “¿usted cree que con un trigo más barato los molinos van a bajar el precio de la harina? ¿Cree que va a bajar el precio del pan? Yo nunca he visto eso”.