Los avances registrados en 2022 por los proyectos del Parque Schleyer y del Jardín Botánico, deben ser recibidos con beneplácito, lo mismo que cualquier otra propuesta razonable destinada a sumar espacios verdes de uso público a Chillán, que no dispone de ellos en la medida requerida según parámetros internacionales.
El primero recibió de la Municipalidad de Chillán y del Gobierno Regional los fondos para financiar el diseño y la compra de los terrenos de la ex medialuna. Dicha adquisición tuvo un costo de 3 mil 276 millones de pesos y finalmente se concretó el pasado 25 de octubre con una ceremonia simbólica donde el predio se traspasó al gobierno comunal.
Por otro lado, el ministro de Agricultura Esteban Valenzuela anunció la creación del futuro Jardín Botánico de Chillán. Esto como parte de la red de jardines botánicos que busca crear la cartera a lo largo del país. Esta iniciativa, de 2,5 hectáreas de extensión, se ubicará en el Centro de Semillas, Genética y Entomología que mantiene Conaf en la zona nororiente de la capital de Ñuble, donde está planificada la conservación de plantas y especies vegetales para la investigación científica, así como la exposición y educación ambiental a la ciudadanía.
Adicionalmente, antes de finalizar 2022, el Concejo Municipal, en votación unánime, decidió aumentar en 31,5% el presupuesto 2023 para la Dirección de Medio Ambiente, y en específico más de 500 millones de pesos para recuperar áreas verdes abandonadas.
La Organización Mundial de la Salud establece que el mínimo de áreas verdes debiese ser 10 metros cuadrados por persona y para que éstos sean efectivos y puedan tener uso real, deben encontrarse a una distancia no superior a 15 minutos caminando desde los domicilios, de manera que efectivamente contribuyan a la disminución de material particulado y mejoren la calidad del aire y la salud mental de las personas.
Sin embargo, según un catastro de áreas verdes realizado por el Consejo Nacional de Desarrollo Urbano, la comuna tiene un promedio de 5,75 metros cuadrados por habitante, no obstante hay sectores donde las áreas verdes escasean y lo que es peor, muchas de ellas son vertederos ilegales o simplemente sitios eriazos. La zona oriente es la más deficitaria, con apenas 1 metro cuadrado por habitante, le sigue la zona norte con solo 2,86 y la sur con 3,13. Luego la zona centro con 3,5 y la más cercana a la cifra recomendada por la OMS es la zona poniente con aproximadamente 6 metros cuadrados por habitante.
El tema no es menor, pues al observar la forma en que discurre la vida “urbana” en la capital de Ñuble y aunque todavía no alcanza la intensidad de las grandes ciudades, sus pobladores ya comienzan a moverse en medio de los tropiezos de la circulación, el martilleo de los ruidos y la estridencia de los conflictos. Un cuadro que hace necesario recuperar y acrecentar espacios verdes, a fin de que los chillanejos y chillanejas puedan encontrar desahogo y posibilidades accesibles para desarrollar actividades recreativas y deportivas.
Se trata de un tema de especial importancia para el futuro de las nuevas generaciones y por ello es alentador que el municipio no solo concrete los proyectos aquí descritos, sino también trace una hoja de ruta que trasciende los límites temporales de la actual gestión alcaldicia.
