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Miles de armas de fuego decomisadas a criminales fueron arrojadas a un horno gigantesco para salir convertidas en hierro fundido, con el objetivo de que no vuelvan a las calles de Perú, donde la inseguridad es uno de los principales problemas.
Más de 11.000 armas de fuego, entre pistolas, revólveres, carabinas, escopetas y armamento de fabricación artesanal, fueron destruidas por las autoridades peruanas el viernes en una planta siderúrgica de la ciudad portuaria de Pisco, a unos 250 kilómetros al sur de Lima, un espectáculo pocas veces visto en este país, donde la violencia urbana es una de las mayores preocupaciones de la población.
“Hemos presentado 11.610 armas” decomisadas, dijo a la AFP el jefe de la Superintendencia de Control de Servicios de Seguridad, Armas, Municiones y Explosivos de Uso Civil, Carlos Rivera. “Es la mayor cantidad de armas que se destruyen en el país”, añadió.
El objetivo de las autoridades es retirar del mercado cada vez más armas ilegales “para que estas no puedan ser utilizadas contra los ciudadanos”, acotó Rivera, un general en retiro, mientras asistía al proceso en la planta de fundición Aceros Arequipa.
“Estas armas en manos de la delincuencia son utilizadas para delitos graves contra la ciudadanía y personas indefensas”, agregó el ministro del Interior, Carlos Morán.
Esta iniciativa busca alertar sobre los riesgos de la proliferación de armas ilegales y sobre la importancia que tiene controlarlas, indicó el responsable peruano de seguridad interna.
Las autoridades arrojaron 3.783 pistolas, 5.230 revólveres, 319 carabinas, 1.213 escopetas y 1.065 armas de fabricación artesanal a un horno con capacidad para 80 toneladas.
Todas ellas arrojaron un peso de 11,6 toneladas antes de perder su forma original. Previamente, se les había retirado a las armas los barnices y partes de madera.
Una enorme grúa móvil, provista de un imán circular, las elevaba e iba colocando en una gran cesta para chatarra que la llevaría finalmente a las brasas del horno.
Las autoridades peruanas aseguran que en los últimos siete años se han destruido poco más de 30.000 armas.
La eliminación de este armamento se realizó en el marco del Día Internacional de la Destrucción de Armas de Fuego, que se celebra el 9 de julio.
La inseguridad ciudadana es desde hace años uno de los mayores problema y temor de los peruanos, según informes y sondeos, debido al incremento de homicidios y robos.