De tanto en tanto, cuando el presidente de la Asociación Nacional de Fútbol Amateur (ANFA) Chillán, Fabián de la Barra, se cruza con gente que lo reconoce tras su mascarilla, siempre le preguntan lo mismo.
“¡Y! ¿Cuándo vuelven los partidos?”.
“Pero es que imagínate, si solo cerca de 5 mil personas de todas las categorías, semana tras semana. Y hay estudios FIFA que demuestran que a este tipo de competencias asiste un promedio de tres personas por jugador, salvo los clásicos, donde se puede llegar a ver dos mil personas”, comenta el dirigente, no con poca nostalgia.
Quien llegó a pensar que con la fase 3 en la que se está en la emergencia sanitaria, o la mentada ayuda que le hizo ANFA nacional a los equipos de todas las regiones, se habría algo de esperanza para ver a la gordita correr en la de tierra…se equivocó.
“No para nada. No hay fecha ni siquiera tentativa, al menos esa es mi opinión, porque aún no me he podido reunir con el resto de los dirigentes, pero si los niños no están yendo ni siquiera a clases, los papás con menor razón los van a dejar venir a disputar el torneo”, comenta.
Y respecto a la ayuda ANFA, “fue algo simbólico, solo un gesto, porque se entregaron giftcards con 30 mil pesos, lo que no es mucho para el club que recibe, pero si se multiplica por cada institución del fútbol amateur en el país, da más de $120 millones de pesos. Pero el punto es que no se puede hacer mucho, salvo darle una mano al jugador que está pasándola peor que el resto, organizando, por ejemplo alguna olla común”, advierte De la Barra.
No solo lo económico es un impedimento. En lo que respecta a autorizaciones, ya en fase 3 de la propagación del virus el permiso abría la posibilidad de convocar a un total de 25 personas para hacer deporte organizado y al aire libre.
“Pero los 11 jugadores por lado, más el árbitro, el turno y los dos técnicos, ya dan 25 personas. Entonces no podrían hacerse cambios y se tendría que jugar sin público que son los que financian una buena parte de la actividad con el pago de las entradas. Entonces, son muchos los indicadores que apuntan a que sencillamente, no se puede volver. Al menos, así lo veo yo”, dijo.
En lo competitivo, son cuatro los equipos que tienen escuadras representando a ANFA Chillán en instancias de finales regionales: la sub 14 del Junior, la Sub 16 de Avance, la Sub 18 de la Unión Española y la serie 45 de Cóndor.
Un triunfo en sus respectivas llaves les hubiese permitido disputar un partido único como final y terminar la participación en la asociación regional del Bío Bío como campeones. Y llegar con la corona puesta a disputar el primer torneo como Región de Ñuble.
Finalmente, la serie honor de Lucero estaba disputando una de las llaves de semifinales en el torneo de la Asociación Bío Bío, cuya realización no depende de lo que decida la ANFA Ñuble.
Pero volverán con todo
Que el fútbol es para espíritus rebeldes, cobra sentido cuando se recuerda que el torneo amateur no se detuvo, pese a las recomendaciones recibidas cuando comenzaron las protestas masivas en octubre del 2019.
“Nosotros seguimos jugando y acá no tuvimos problemas con eso”, destaca De la Barra.
Pero, en el fútbol también se gana con disciplina, orden y preparación, “por eso nosotros estamos a la espera de poder reunirnos con la seremi de Deportes (Javiera Muñoz) para conseguir apoyo, como por ejemplo, capacitaciones para nuestros árbitros”, explica.
Además, anuncia que pretenden seguir reuniéndose periódicamente con representantes de la Gobernación y con Carabineros, para determinar cuáles pudieran llegar a ser partidos de riesgo y así asegurar presencia preventiva policial en los encuentros.
“La verdad queremos mostrarle el estadio ANFA a la seremi, queremos comenzar a tener más contacto con ella de lo que habíamos podido conseguir con otras autoridades y lograr ser una asociación con respaldo, organizada y que consiga logros para la región”, anticipa.
Es más, no esconde sus deseos de “que podamos llegar a ser una asociación modelo a nivel nacional”.
Pero, por el momento toca esperar a que “esto” pase.
Y para qué estamos con cosas, nadie tiene la más mínima idea de cuándo llegará ese bendito día.
