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Señor Director:
Ganar más dinero no significa consolidar una economía doméstica exitosa. Usualmente, ocurre todo lo contrario. Aquellos que obtienen más recursos tienden a gastarlo en bienes y servicios no esenciales y a este concepto se le conoce como inflación del estilo de vida.
Es un patrón de conducta que describe a aquellos que, al aumentar sus ingresos, también incrementan, en la misma o mayor proporción, sus gastos. El problema viene cuando este comportamiento afecta la capacidad de ahorro, la organización del presupuesto o el nivel de endeudamiento de corto y largo plazo.
No existen recetas mágicas en finanzas personales. El único mecanismo es ser plenamente conscientes del presupuesto, organizarlo de manera que podamos solventar nuestros gastos básicos, destinar parte de los ingresos a darnos los gustos que queramos (y podamos) y también invertir y ahorrar.
Un cambio en el estilo de vida puede producirse en un largo período y ser difícil de detectar. Las personas pueden habituarse a su estándar y financiar sus gustos a través de un endeudamiento permanente que, en algún momento, hará colapsar sus finanzas y devolverlos con dureza a la realidad.
Las consecuencias de esta conducta no solo se percibirán en el futuro, sino también en el presente: nos hará realmente vulnerables ante emergencias. Todos podemos hacer algo al respecto. Evaluar si, al cabo de unos años de aumento de ingresos, los ahorros o inversiones reflejan una mayor solidez y ser financieramente organizados. Su bolsillo y usted mismo, lo agradecerán.
Fernando Anatibia
Gerente Comercial de Coonfia