Señor Director:
Escribo desde mi condición de ex-alumna de la Universidad de Concepción. Ahí me formé y recibí las herramientas para ejercer como profesional. Hoy, me duele profundamente el atropello y el abuso de fuerza destructiva de la ha sido objeto una Facultad y bienes materiales y simbólicos cuyo beneficio es indiscutible.
La autoridad universitaria, cuerpo docente, personal y alumnos que aman y respetan esta institución educativa, tan nuestra, deberán contar con el apoyo de la ciudadanía, de la región, país y exalumnos dispersos en otros lugares; más las fuerzas que sean necesarias para que se pueda dar a entender que éste no es el camino.
La violencia debe ser rechazada sin ambigüedades ni hipocresías.
Irma Hermida Labarca