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Señor Director:
En el último tiempo, hemos visto un creciente número de funas y denuncias en rrss, lo que destaca la necesidad de estar bien informados antes de emitir juicios. Un caso reciente en Instagram llamó mi atención: una promesa no cumplida del alcalde de Chillán, Camilo Benavente.
En 2022, el alcalde anunció con entusiasmo la creación de una Oficina de Asuntos Religiosos, un proyecto que generó altas expectativas entre la comunidad cristiana. Sin embargo, hasta la fecha, dicha oficina no existe. Investigando en el portal de Transparencia Municipal, no encontré rastro de esta dependencia. Además, la persona que fue presentada como encargada trabaja en otra área del municipio.
Esto parece una burla para los ciudadanos que esperaban un espacio dedicado al diálogo interreligioso. Lo único que se creó fue la Oficina de Diversidad Sexual, con dos personas contratadas, según el municipio. No se trata de restar importancia a esta oficina, ya que la inclusión es valiosa, pero preocupa que solo se cumpliera con la comunidad LGBTQ+ y no con la cristiana, protestante y otros credos que merecen igual reconocimiento social.
Es fundamental que las autoridades sean transparentes y cumplan sus promesas, ya que la confianza se construye con hechos, no con palabras vacías. Mi intención es abrir un debate sobre la rendición de cuentas en la gestión pública y la importancia de investigar antes de formarse una opinión, especialmente en tiempos donde la información circula tan rápido.
Rita Saavedra Lara