Es un recuerdo inolvidable. Se me pone la piel de gallina cuando veo el gol. Lo fui a celebrar colgado de la reja para dedicárselo a mi padre, que ya no está con nosotros, a mi madre y hermanos”, recuerda Wladimir Herrera, ex zaguero central de Ñublense, que en el último partido de la liguilla final de Tercera División del 2004, anotó el agónico 2-1 ante Curicó Unido a los 92’, forzando un partido extra en Linares, que volvió a ganar el Rojo, por 2-0, timbrando el dramático título y el ascenso al profesionalismo.
Así comenzó a fraguarse el cartel de clásico que ahora lleva el partido entre Ñublense y Curicó Unido, y que se revivirá el próximo sábado 22 de mayo a las 15.30 horas en Chillán, pero ahora en la máxima categoría del fútbol chileno.
“Es que ellos tenían todo preparado para festejar en Curicó, pero recuerdo que en el camarín estábamos concentrados porque ellos con el empate eran campeones en Chillán. Nos llevaban tres puntos de ventaja y era la última fecha. De hecho, el presidente de ANFA estaba bajando la copa y yo hice el gol.
Me había quedado acalambrado arriba y la gente me gritó de todo para que me parara y cuando me llegó el centro, en el segundo palo, la paré y le pegué con todo. Pero ojo, para aclarar el tema, no fue puntete, fue entre borde interno y empeine. Después de hacer el gol y ver a los curicanos que cayeron cómo palitroques, dije…somos campeones”, agrega el “Flaco Herrera”, héroe de esa calurosa tarde del 26 de diciembre del 2004 en el antiguo estadio Nelson Oyarzún, con más de 14 mil personas en las gradas.
La garra diabla
“A mí me llegó el pelotazo de Erick Olivares y la verdad es que saqué el centro con todo, a lo que saliera, la alcanza a rozar Elías Figueroa con la cabeza y en el segundo palo aparece el ‘Flaco’ Herrera y la mete entre poste y el arquero ‘Sam’ Bravo. Ahí se querían morir los curicanos, porque tenían la celebración lista en Curicó y tuvimos que ir a un partido extra a Linares, donde salimos campeones porque llegaron muertos psicológicamente”, detalla el ex lateral derecho de ese equipo, José Mardones, quien sacó el centro que terminó en el recordado y gritado gol de Herrera y además, anotó el empate parcial 1-1.
“Veíamos videos de los rivales y en todos confirmamos que ‘Sam Bravo’ se tiraba a un lado en los penales, así que yo, que siempre le pegaba con fuerza, lo lancé al medio a matar y lo festejé con todo con la hinchada”, evoca el “Negro” Mardones.
Diablo y tortero
El otrora aguerrido lateral, confirma que este partido es un clásico porque, el 2008 fue campeón con Curicó Unido en Primera B y se empapó de esa rivalidad forjada el 2004.
“Cuando llegué cómo refuerzo, debuté contra Wanderers y me expulsaron y la Barra ‘Los Marginales’ me dijo de todo, porque era chillanejo. Pero me terminaron queriendo porque salimos campeones, pero sí, es un clásico. La barra de Curicó odia a Ñublense, yo diría que más que a la de Rangers”, revela Mardones.
El ex zaguero del plantel campeón del 2004, Ari Reyes, también fue campeón con el Rojo ese año y el 2005 con Curicó Unido. Asegura que la chapa de clásico quedó para siempre.
“Cuando llegué a Curicó Unido de refuerzo el 2005, me encaró el líder de la Barra ‘Los Marginales’, en tono subido, pero yo le dije que se quedara tranquilo, que me iba a jugar la vida por esta camiseta y que al final de año íbamos a celebrar. Así fue y de hecho, mi señora e hijas viven en Curicó y me quieren mucho”, cuenta Reyes, quien revela la clave del título del 2004 que dejó con las ganas a los curicanos.
“Curicó tenía buen equipo, pero creo que la garra y el hambre de nuestro equipo fue más grande. Tuvimos algunos problemas en el camino, pero nos sobrepusimos como grupo”, recalca Reyes, quien pudo ser héroe en Chillán y arrebatarle el protagonismo a Herrera. “Es que tras el centro, yo estaba en el área cómo delantero buscando el 2-1, y me abrí para que el ‘Flaco’ Herrera me la centrara, pero le pegó con todo al arco y fue gol. Quizás si me la daba, el héroe era yo o quizás la mando a las nubes, jajaja”, sentencia Reyes.
¿Quién gana el sábado?. Todos apuestan por Ñublense, pero Reyes, que estudia para técnico en el INAF, pone el análisis: “Siento que Ñublense está un peldaño más arriba que Curicó hoy, por su juego y sello de Jaime García que está haciendo un gran trabajo, pero los clásicos, son especiales, por eso son clásicos, este es un partido aparte y las estadísticas no juegan”, sentencia el otrora incansable defensor del Rojo y Curicó Unidos, quien fue testigo directo del nacimiento de un clásico de regiones que se forjó en el contraste que siempre aporta el fútbol tras una dramática final.