Señor Director:
Cuando se convoca a los ciudadanos a elegir una Asamblea Constituyente que pretende cambiar la estructura y función en el Estado, es preocupante que sólo concurran a elegir a los encargados de redactar la nueva Constitución, sólo el 43% del electorado. (Si se descuentan los votos nulos y blancos se reduce aún más la participación).
¿Por qué una clara mayoría no concurrió a votar? Tres podrían ser las razones: La pandemia, el cansancio con la política o el desinterés de cambiar porque se estima que todo está bien a lo menos en lo esencial.
Pero ocurre que la convocatoria al plebiscito se hizo en plena pandemia con una alta votación, por lo tanto, menos ahora con gran parte de la población vacunada, se cae esta explicación.
¿Será el cansancio de la gente con la actividad política sumida en la farándula, el cálculo pequeño, en una palabra, la politiquería? ¿Será que una mayoría, que no marcha, no tira piedras ni insulta, siente que el país ha progresado, que su vida ha mejorado y que si bien hay cosas que cambiar estas no le quitan el sueño?.
Cual sean las explicaciones, parece razonable que los actores de la Asamblea Constituyente no deberían ignorar que una mayoría ciudadana no respalda sus demandas de cambios para crear lo que llaman “un Chile distinto”, cuya identidad no se explicita. ¿Acabar con el capitalismo o acabar con los abusos del capitalismo?, ¿Cambiar el capitalismo por el socialismo, por ese que fracasa en Cuba y Venezuela? Pareciera ser que lo aconsejable es corregir errores, distribuir mejor lo que se produce y poner tarjeta roja y amarilla con más energía en el mercado sin negar lo tanto que se ha conquistado y superar injusticias y obstáculos. No en vano, pese a todas las insuficiencias vigentes nuestro país sigue teniendo el más alto estándar de vida de América Latina lo que no es poco. Bastaría no olvidar que el salario mínimo de Chile es en dólares el doble al de Argentina, un país infinitamente más rico. Vale la pena preguntarse por qué miles de venezolanos, cubanos, haitianos, colombianos, peruanos, ecuatorianos y bolivianos quieren venir a vivir a Chile. ¿Será porque nuestro país es el infierno que algunos denuncian?
En una palabra: Reformar para acabar con injusticias, distribuir mejor y controlar el mercado y no intentar un salto al vacío que puede conducir a remedios peores que las enfermedades.
Alejandro Witker Historiador