Señor Director:
El arzobispo Bernardino Piñera, sobre el cardenal Raúl Silva Henríquez, dio el siguiente testimonio: “Él era un hombre austero, un nombre de deber, un luchador. Un hombre que fue muy incomprendido y muy golpeado.
Su acogedora mesa de comedor fue para él un refugio, un descanso en las horas amargas. El cardenal era fuerte; admiré su prudencia. Tenía gran capacidad de liderazgo. Sabía decir lo que había que decir sin rodeos, a veces con vehemencia, con pasión; pero, era prudente. Solía decir: ¡Los santos que recen, los sabios que enseñen, pero que gobiernen los prudentes! Él fue prudente sin perder liderazgo, sin renunciar a los valores que debía defender o promover, pero sabiendo que hay que mirar el futuro, que hay que reconocer límites, elegir la manera, esperar el momento”.
Derico Cofré Catril