Indudablemente, Quinchamalí es un espacio destacado entre los atractivos culturales y turísticos de Ñuble, debido a la identidad por la alfarería en greda. Esta costumbre se ha traspasado por generaciones e incluso ha sido presentada a la Unesco para la salvaguardia del patrimonio cultural inmaterial. Sin embargo, pese a múltiples intentos, el acceso de los artesanos a la materia prima para moldear sus figuras, todavía atraviesa obstáculos, ya que una forestal privada es la dueña del único predio en que hay una mina activa.
Las alfareras han golpeado puertas, se han reunido con autoridades, sin embargo, se han quedado sólo con promesas. El último llamado data de fines de 2020, cuando el entonces alcalde Sergio Zarzar se comprometió a colaborar para subsanar este impedimento. Pasan los meses y todo sigue igual, ahora en el inicio de la gestión del alcalde Camilo Benavente.
Mediación
En su reciente visita a Chillán, Carlos Maillet, director del Servicio Nacional de Patrimonio Cultural, actualizó su compromiso con la comunidad alfarera de Quinchamalí, que aún espera una respuesta concreta que les permita desarrollar su artesanía libremente.
La autoridad manifestó estar al tanto de la situación que atraviesa Quinchamalí con la forestal particular, por lo que confía en que el Estado pueda intervenir en el corto plazo.
“Precisamente, una de las líneas de trabajo para este tipo de saberes es trabajar con privados para proteger el patrimonio en conjunto con el Estado. Es crear, en el fondo, gestiones en el sitio, porque lo que importa es que haya gestiones y por eso se denomina un sitio como Quinchamalí en esta categoría, para poder ir a conversar con el propietario y ver cómo será ese tránsito y proteger a los alfareros”, sostiene.
Pero la espera sigue y, más allá de las palabras, la comunidad de alfareros se organiza para llegar hasta el sector de San Vicente periódicamante, extraer la greda con sus picotas, transportarla por un largo camino hasta sus hogares, donde la mayoría tiene sus talleres para moldear sus piezas.
Forestal no contesta
Pese a muchos esfuerzos de La Discusión por llegar a la empresa forestal propietaria del sitio, el administrador no dio respuesta. Únicamente el cuidador de estas tierras ejerce una especie de vocería. Su nombre es Ignacio Escobar y constituye el contacto de los alfareros con la empresa.
Si bien no oponen resistencia a que los artesanos transiten por el lugar para adquirir la materia prima, tampoco han fructificado las conversaciones ofrecidas antes con la Municipalidad y la Seremi de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, para por fin establecer un acuerdo definitivo.
El municipio se mantiene reticente a este respecto, no se pronuncia.
Artesanos
Los artesanos de Quinchamalí continúan como un referente cultural de la zona, pese al transcurso de los meses sin respuestas. Esto no impide que ellos mantengan la alfarería como su principal pasión, aunque saben que no está bien ingresar a ese predio. Se han acercado a autoridades, pero no reciben respuestas que les den algo de tranquilidad.
Nayadet Núñez es una artesana de esta localidad, que se reúne junto a otros representantes de la greda para proteger su trabajo.
“Las autoridades nos prometieron cosas, pero fue sólo para callarnos, incluso vinieron con Bienes Nacionales para ofrecernos sacar greda de otros sitios, pero no nos sirve. Al final, de todo lo que nos dijeron no tenemos nada concreto con respecto a la greda, que es lo principal”, relata.
Frente a esta incertidumre de la artesana reflotan otras de las declaraciones del director Carlos Maillet, pues por un lado está el reconocimiento de Quinchamalí como un lugar emblemático, pero no se cumplen las conversaciones para llegar a acuerdo.
Incluso en su entrevista con La Discusion, la autoridad nacional insistió en que “el Estado crea herramientas para esto, porque asigna presupuestos, da apoyo jurídico, administrativo, para resolver consultas y seguir avanzando en su oficio”.
Nueva administración
Uno de los primeros anuncios del alcalde Benavente una vez que asumió su cargo, fue la instalación de una delegacion municipal en esta localidad. Si bien esto alivia gran parte de los largos trayectos que debían hacer los vecinos para llegar hasta Chillán, todavía quedan tareas pendientes para otorgarles mayor visibilidad por el trabajo de los artesanos.
La Unidad de Patrimonio de la municipalidad manifiesta su apoyo a la postulación de Quinchamalí y Santa Cruz de Cuca a la Unesco. Al parecer, únicamente cuando ello se defina podrían tomarse medidas concretas para solucionar el tema en conflicto.
Para el corto plazo, UPA Chillán anuncia la implementación de un programa de educación patrimonial con pertinencia cultural.
Texto: Catalina Garcés Rondanelli