Señor Director:
Mi nombre es Sebastián Navea González, un joven de 26 años proveniente de una familia pequeña que a costa de mucho esfuerzo y luchando contra variadas adversidades hemos podido surgir en la vida. Soy seleccionado nacional de taekwondo. Dentro de mis logros más grandes en mi carrera está el haber sido campeón de los juegos nacionales, campeón nacional, universitario, campeón de juegos bolivarianos y Odesur, y haber llegado a estar 11 del mundo en mi categoría.
Me inicie en este deporte del cual me enamoré y no he soltado desde corta edad, a los 10 años, cuando mi padre me inscribió en una academia que en ese entonces se llamaba “Sepul” (Actualmente Guerreros Sepul Chillán) en la cual conocimos a Daniel Godoy Lagos, profesor y persona que a partir de ese momento me acompañaría en lo que es mi carrera deportiva.
Este hombre al que hoy en día le están cortando las alas, para mí fue como un segundo padre y su gimnasio en el que me dedicó tanto tiempo, mi segunda casa. Me causa mucha impotencia y nostalgia saber que no podrá seguir formando deportistas y buenas personas, tanto para la región como para el país, debido a acusaciones ( yo me hago totalmente responsable de lo que digo) que son falsas.
Daniel Godoy será una persona de carácter fuerte y apasionado por lo que hace, pero en los 15 años que estuve participando activamente en la academia nunca lo vi faltar el respeto a un menor de edad y menos a una niña, debido a que es padre de dos hijas. Esto lo hacía ser aún más respetuoso y comprensivo con sus alumnas.
El profesor no es culpable de lo que fue acusado y juzgado. Se le ha querido perjudicar por el simple hecho de tomar la decisión de cortar por lo sano una situación que estaba en ese entonces causando conflictos en la academia.
También y para cerrar quiero aprovechar de agradecerle públicamente por todo lo que me dio, sus enseñanzas, por su tiempo, por a pesar de las diferencias que tenemos (somos dos personas adultas, de carácter fuerte y a veces de distintas visiones) me escuchó, me comprendió y aconsejó, y me dio alas para volar y seguir cumpliendo mis sueños.
Sebastián Navea González