Señor Director:
Navidad es una celebración esperada por personas de todas las edades y más aún por niños y niñas, debido a que se asocia a momentos de disfrute. Sin embargo, muchos tienden a sentir ansiedad, sobre todo, por recibir regalos, pudiéndose generar incluso frustración al no obtener lo que añoran.
Nuestro país posee cifras negativas en salud mental. Una investigación de la Defensoría de la Niñez evidencia que entre los problemas de salud que más afectan a niños, niñas y adolescentes se encuentra la ansiedad, presente en un 93% de ellos. Es importante que los entornos de los niños(as) consideren esta realidad para prevenir situaciones que los impacten negativamente y se logren aprovechar estas instancias para el desarrollo de virtudes.
Éste es un problema sobre el cual como sociedad debemos reflexionar, pues hemos cosificado la Navidad, promoviendo el consumismo. Es fácil culpar a la cultura, que de por sí hoy se caracteriza por la superficialidad, pero cada persona tiene algo de responsabilidad y, a su vez, algo en lo que puede contribuir. Los padres deben acompañar a sus hijos, recordando que son ellos los principales y primeros educadores. Para ello lo fundamental es demostrar amor, pero no con cosas materiales, sino con actos, con momentos, que finalmente son los que los niños/as recordarán el resto de sus vidas, además de mantener dentro de lo posible las rutinas y horas de sueño. Por otra parte, demostrar con acciones que éste es un tiempo de vivir la solidaridad, de salir de uno mismo para buscar el bien del otro. Hoy más que nunca se requiere aumentar la vinculación entre las personas y fortalecer la familia, todo ello disminuirá la ansiedad y permitirá enfocar a los niños en el verdadero sentido: el amor
Pía Bustamante Barahona
Académica de Enfermería USS
