Anita Parra pensaba que este lunes celebraría su onomástico como todos los años.
Su sobrina/hija, a la que crió de pequeña, Jennifer Olave, y su esposo Gastón Espinoza, siempre la invitaban a comer.
Pero, esta vez, le dijeron que festejarían en su casa del barrio patrimonial Santa Elvira, porque le tenían una sorpresa.
¿Cuál? La visitaría el técnico de Ñublense, Jaime García, para entregarle una camiseta firmada por su puño y letra.
La sorpresa fue mayúscula cuando abrió la puerta de su hogar teñido de rojo y asomó el estratega del equipo de sus amores, al que ha seguido por 45 años como socia activa y fiel.
“Nunca pensé que iba a vivir esto. Que usted iba a venir a mi casa, porque yo sigo a Ñublense por más de 40 años. Echo de menos cuando me invitaban del club a las comidas por el aniversario. Yo tengo mi butaca pagada en el estadio. Voy y veo todos los partidos y me vengo a mi casa”, comenta emocionada Anita, mientras, incrédula, se tapa la cara tras la sorpresa.
“Lindaaa, mire, vamos a hacer algo. Cuando abran las puertas del estadio, la voy a invitar al camarín para que viva la previa antes de salir a la cancha. ¿Le parece? antes que me echen”, le ofrece García, desatando, con la broma final, las risas de la familia.
Enamorada del Rojo
Anita es conocida e como “La Hincha Número 1”. Desde la década del 70’ que sigue al cuadro chillanejo y fue testigo directo del primer título en 1976.
“Somos compadres con Manfredo González, que jugó en ese Ñublense campeón y también conocí a Julio Iturra, Germán Rojas, Antonio Muñoz y Óscar Roberto Muñoz y muchos jugadores y dirigentes”, cuenta la socia fiel del Rojo, cuya vida a girado en torno al club.
“Yo estudié en el Comercial y después trabajé en el Gallo Blanco, en Rabié y siempre fiel a Ñublense. Nos reuníamos con un grupo de hinchas en radio La Discusión y siempre he ido al estadio. Echo de menos ver al equipo en mi butaca en el sector vip, porque es el único gusto que me doy. Me gusta ver el partido justo al centro de la cancha. En la fila 8. Cuando pierde Ñublense, sufro mucho, pido que ojalá no me hablen en dos días. Incluso, algunos vecinos cuando salgo a la calle me gritan… ‘Anita..¿cómo le fue a Ñublense’’, cuando saben que perdió”, relata con los ojos húmedos y antes de contar una rutina sagrada.
“Como no se puede ir al estadio ahora, cuando juega Ñublense prendo la tele. Me siento en ese sillón (apunta a un sillón mecedor), le bajo el volumen y prendo la radio para escuchar el relato de Dimensión Deportiva, porque Rodrigo le pone una emoción que no tiene la tele. Es más emocionante. Me pongo nerviosa. Porque la tele no es rápida, la radio sí”, revela la socia fiel del Rojo que lanza otro ritual.
“Tengo un cuaderno, desde que parten los torneos, en los que voy anotando todos los partidos, los resultados y estadísticas. En eso me entretengo acá en mi casa”, sentencia, mientras Jaime García le lanza otro compromiso.
“El jueves, después del partido con la U. de Chile, vea la entrevista que me hacen, porque le voy a mandar un saludo por la tele. Usted se lo merece”, remata, mientras Anita vuelve a taparse la cara emocionada.