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Isaura Carrasco (67) suele llegar tarde a ocupar el espacio que hace cinco años utiliza a la salida del Persa San Rafael. Usa un bastón porque hace tres años le diagnosticaron artrosis y no le gusta salir temprano de su casa por el frío. Los otros vendedores ambulantes resguardan su lugar. En relación al operativo de Carabineros que les prohibió instalarse a todos los que vendían de forma irregular en la Av. Los Puelches y Diagonal Las Termas, Isaura dice que “el alcalde nos apoyó. Nosotros no molestamos a nadie; yo tengo una pensión de cien mil pesos y mi marido también”. En su cuadra la mayoría son adultos mayores con la misma pensión y enfermedades que ella.
Luego de la acción de carabineros las ciclovías están despejadas, la mayoría de las salidas de los autos no están obstruidas y no se observa basura al menos durante la mañana. Ellos saben que ese equilibrio puede acabarse y que necesitan una reubicación.
El alcalde Sergio Zarzar informó en días posteriores al operativo que hace meses se había iniciado una mesa de trabajo con autoridades y los ambulantes para buscar una solución. A casi dos meses de la polémica, el municipio manifiesta que “la situación de los comerciantes ambulantes se sigue trabajando. Dado los puntos que deben resolverse para llegar a una solución en este tema y para evitar cualquier comentario que pueda entorpecer ese propósito, apenas haya novedades se informará oportunamente a la opinión pública”.
Molestia de vecinos
Gladys Sandoval es dueña de una ferretería en Av. Los Puelches. Reclama que “como comerciantes nos afectan los ambulantes. El día sábado han bajado un 50 por ciento mis ventas porque los clientes no tienen dónde estacionarse. La solución es que las autoridades busquen otro recinto para reubicarlos”.
Juan Cortés (73), quien vive hace más de 30 años en el sector,considera que “la gente no me molesta, lo que sí me molesta, lo único malo es que dejan basura y deberían llevársela. Deberían reubicarlos”, enfatiza. Él ya ha pensado dónde: “al lado norte de la Población Sarita Gajardo hay un terreno, el municipio debería arreglarlo y usarlo para ellos”.
Óscar Vargas difiere de sus vecinos. “Muchas veces uno pelea con ellos, porque no me permiten la entrada a mi taller, pero ellos también tienen derecho a trabajar, es un tema de organización. Después de que vino carabineros y ellos no estaban, yo me sentí en otro lugar, porque son parte de nuestra identidad”.
Realidad de ambulantes
Rubén Sandoval, quien tiene un puesto de sopaipillas junto a su esposa, y es el presidente de los ambulantes de Av. Diagonal Las Termas, asegura que “hasta el momento no se ha hecho absolutamente nada en las mesas de trabajo. La última vez que conversamos fue cuando tuvimos el accidente que trajo a carabineros”.
Y agrega: “yo tengo propuestas, estoy estudiando sectores que son municipales para poder solicitarlos, a mí me gustaría hacer un nuevo persa donde se trabaje de lunes a lunes, porque hay mucha gente cesante. Estamos buscando un espacio donde podamos trabajar decentemente, cada uno con su espacio, y no tengamos que pensar si va a llover o no.La mayoría de nosotros somos vecinos que vivimos acá”.
Delfina Venegas (61) vende ropa usada frente a su casa. “Siempre he vivido aquí, necesito esta plata para mis remedios, porque en el hospital solo me dan los más básicos. Yo nunca dejo basura, allí tengo dos basureros para dejar todo ordenado”, relata.
Es el mismo caso de Víctor Poblete (78), quien asegura que fue uno de los primeros vecinos en trabajar en el sector y que sigue vendiendo frutas por la salud de María, su esposa. Cuando era joven lo hacía en el mercado. “Ella tiene cáncer de útero y está en lista de espera hace años. Además tiene dos hernias, necesitamos este trabajo”, detalla mientras mira a María sentada a su lado cubierta por un chal.
Ruth Sepúlveda, presidenta de la agrupación Las Pulgas de Av. Los Puelches, comenta que “el alcalde nos dio permiso, en estas semanas tenemos que ir a ver qué solución no da, porque había una mesa de trabajo que no se ha iniciado todavía. En Chillán debería haber una feria, eso es lo que queremos”.
Pedro Cifuentes tiene más de 80 años y preside la agrupación “Emprendedores por una vida digna y solidaria”. “Nosotros somos la mayoría adultos mayores que vendemos cosas usadas no hacemos competencia al comercio establecido, lo que deseamos es hacer un paseo bien organizado aquí, con puestos bien limitados y ordenados, porque llega gente de afuera y entorpece todo”. Sobre la mesa de trabajo, dice que “ellos quedaron de llamarnos a la mesa, y no lo han hecho todavía. Nos pidieron una lista de personas y la entregamos”.
Marjorie Chávez (21) vende ropa usada. “Me la regalan o la busco afuera de las casas, mi pareja está cesante y tengo una hija de un año y medio. Yo hago aseo algunos días, hay pocas oportunidades para los jóvenes de nuestra región”.