Señor Director:
La sociedad chilena ha llegado a un punto en que es necesaria una reestructuración del poder y una equitativa distribución de la riqueza.
Solo el sectarismo puede negar el notable desarrollo que sitúa a Chile en el primer rango del desarrollo en todas las esferas en América Latina; no es posible negar que un sector importante de la población se encuentra rezagada soportando hacinamiento, pensiones miserables, esperas insoportables en los hospitales, para citar solo algunas situaciones críticas. Imposible no señalar la crisis educacional con enseñanza de otro siglo, huelgas, destrucción de valores.
Una banda extremista se alza en armas frente a un Estado incapaz de poner el Estado de Derecho, una inmigración descontrolada y una delincuencia que comienza a acorralar a la violencia inusitada. La clase política ha mostrado incapacidad para darle al país una conducción que impulse el desarrollo, la cultura y la paz.
En este marco, ha surgido el Movimiento Amarillos por Chile que busca romper la polarización y convocar a lo mejor del país a una nueva política que recupere y valore las grandes conquistas y asuma con decisión los nuevos desafíos. Fui invitado a integrar el grupo de 76 hombres y mujeres que concurrieron a darle el impulso inicial a este proyecto político, por fortuna, la convocatoria superó 70 mil adhesiones sobre cuya base se ha puesto en marcha una nueva formación política que buscará a través de reformas y diálogos con todos los actores sociales y políticos, impulsar los cambios que el país necesita sin usar violencia ni delirios refundacionales.
Al frente del movimiento han quedado rostros nuevos que vienen sin soberbia a proponer cambios en diálogo con todos los actores. Suscribo este proyecto sin ninguna participación en la acción política concreta que debe quedar a cargo de una nueva generación.
Alejandro Witker
Historiador