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El alto desempleo que persiste en Ñuble parece no importar a las autoridades locales. Y para qué hablar del nivel central, que parece ignorar la crisis laboral que aqueja a la zona.
Esta semana, el INE informó que la tasa de desocupación en la región alcanzó un 10,6% en el trimestre julio-septiembre, lo que representó un alza de 0,6 puntos respecto a igual periodo de 2023. Así, Ñuble ya suma cinco mediciones consecutivas -desde febrero-abril de 2024- con una tasa de desempleo de dos dígitos y liderando el indicador a nivel nacional, de hecho, en este último informe cedió el primer lugar -que mantuvo por cinco trimestres móviles- a La Araucanía.
Este martes se conocieron los números, sin embargo, no se escuchó al gobernador regional ni al delegado presidencial manifestar su preocupación por las cifras. Tampoco se ha informado que estén ocupados del problema, salvo aquellas frases repetidas sobre la voluntad de atraer más inversiones a Ñuble, mientras tanto, la realidad muestra que los proyectos tardan más de 400 días en obtener un permiso ambiental.
La única autoridad que se refirió al tema fue el seremi del Trabajo, Eduardo Riquelme, quien lejos de lamentar el triste indicador o empatizar con las 24.964 personas que están desocupadas, prefirió comparar el indicador con el trimestre móvil anterior (junio-agosto de 2024), en el que Ñuble anotó un récord de 11,3%.
Desde esa perspectiva, “se puede decir que bajó el desempleo”, habrán pensado los asesores del seremi, sin embargo, hacer dicha comparación no solo llama a confusión a la opinión pública, sino que constituye un autoengaño, ya que no se está considerando el factor estacional que distorsiona precisamente este tipo de indicadores.
En la comparación con el mismo periodo del año pasado, vale decir, julio-septiembre de 2023, efectivamente aumentó el número de ocupados en 1,8%, lo que se tradujo en 3.654 nuevos empleos netos creados en 12 meses, una cifra insuficiente para absorber la creciente fuerza de trabajo, pues en esos mismos 12 meses se integraron 5.550 personas al mercado laboral regional.
Ciertamente, el “negacionismo” de la autoridad frente a la crisis contrasta con la preocupación en el mundo empresarial, desde donde ya han surgido voces pidiendo un plan especial para Ñuble, una decisión que nunca llegará si las autoridades desconocen la gravedad del problema.
Según expertos, lo que dicen estas cifras es que el mercado laboral está dando cuenta de ciertas transformaciones en la economía regional. Las empresas han tomado medidas para aumentar la productividad de la mano de obra, por lo cual, mientras la economía de Ñuble crece a tasas superiores al país, lo realiza con un menor número de trabajadores ocupados, manteniendo tasas de desempleo mayores a las previas.
Naturalmente, la atracción de inversiones asoma como un camino, pero, lamentablemente, la región no ofrece las condiciones necesarias, principalmente en materia de infraestructura, por ejemplo, disponibilidad de suministro eléctrico, embalses o una red vial moderna.
Frente a ello, se hace cada vez más necesario un plan de incentivos para favorecer la contratación y fortalecer aquellas iniciativas que apuntan a atraer inversiones, pero también es fundamental que las autoridades se hagan cargo del problema y lo asuman como prioritario.