Este 29 de noviembre pasado un grupo de alfareras de Quinchamalí y Santa Cruz de Cuca se dieron cita para un acto trascendental. Ellas viajaron hasta Santiago, específicamente al Palacio Pereira, para ver en directo y junto a la ministra de las Culturas, Julieta Brodsky, la transmisión de la 17° Sesión del Comité Intergubernamental del Patrimonio Cultural Inmaterial de Unesco en donde ellas buscaban ingresar el oficio a la lista de salvaguardia urgente.
Apenas se dio el veredicto, las alfareras en Santiago gritaron de emoción, al igual que lo hizo otro grupo en la Escuela Municipal de Quinchamalí, en donde también esperó el veredicto el alcalde Camilo Benavente.
Se sellaba así el éxito de un trabajo de años que en la práctica permitirá que el estado chileno se haga cargo de las acciones necesarias para que la greda negra de Quinchamalí y Santa Cruz de Cuca no muera, bajo la atenta mirada de la organización internacional. Los problemas más urgentes de atacar son la escasez de materia prima y la atención de las alfareras que están padeciendo de enfermedades derivadas del mismo oficio, entre muchas otras preocupaciones que también dicen relación al poco interés de las nuevas generaciones por preservar la técnica.
Es por ello que se creó una mesa intersectorial en donde están trabajando varias secretarias regionales ministeriales. Pero volvamos al 29 de noviembre pasado.
Mónica Venegas fue una de las 35 alfareras que llegó hasta el Palacio Pereira, para seguir la transmisión festejar el anuncio. “Estamos muy orgullosas de ser nosotras las que vamos a comenzar este trabajo, en nombre de todas las alfareras que se han ido, que han sido invisibles y que a través de sus manos han contado la historia de todas las mujeres presentes y de las que van a formar nuevas generaciones en este oficio”, declaró emocionada la alfarera.
“No sabíamos si íbamos a quedar o no en la Lista. Este es un reconocimiento para todo Quinchamalí, no solo para las alfareras. Gracias a todos los que han hecho posible esta gestión”, expresó la alfarera Victorina Gallegos.
“Esta es una experiencia maravillosa porque hemos trabajado muchos años para obtener este reconocimiento que ha sido gracias al trabajo de alfareras que ya no están con nosotros y para los alfareros que vienen. Esperamos que las nuevas generaciones aprovechen esta oportunidad en este camino que estamos pavimentando y sigan transmitiendo los saberes y nuestra tradición”, enfatizó la joven alfarera, Nayadet Núñez