Alertan sobre la llegada este año del Fenómeno de La Niña
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El fenómeno de El Niño ha estado presente desde el año pasado en nuestro territorio dejando a su paso intensas precipitaciones, lo que variará durante el 2024, cuando La Niña llegue trayendo consigo una disminución en las lluvias, incrementando la megasequía que se viene acumulando desde hace varios años.
El decano de la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad de Talca, Gonzalo Díaz Ulloa, explicó que el problema no solo es la disminución de las precipitaciones, ya que, mientras el fenómeno del Niño continúe en el territorio, “va a producir lluvias en épocas que no son tradicionales, afectando cosechas y generando daños en los cultivos relacionados con el exceso de agua”.
En ese sentido, el profesor destacó que, “para un agricultor es mucho mejor estar informado sobre estos temas. Así puede tomar decisiones con antelación y estar preparado. Por eso es importante escuchar lo que diga el Ministerio de Agricultura y las instituciones que están ligadas al clima, para saber cómo poder sobrellevar una temporada que puede ser difícil desde el punto de vista hídrico, como también de otros fenómenos atmosféricos, por ejemplo, las heladas que pueden afectar a la producción agrícola”.
En tanto Patricio González Colville, agroclimatólogo de la UTalca, indicó que no se puede precisar una fecha para el comienzo del fenómeno de La Niña, “pero lo más probable es que este evento se inicie en junio de este año, lo cual nos dejaría la mitad del invierno sin precipitaciones o con escasas lluvias y también tendríamos heladas tardías”.
Al ser consultado sobre el impacto que tendrá el fenómeno de la Niña en Chile, el académico González Colville, destacó que “en nuestro país las grandes sequías están asociadas a este bloqueo anticiclónico, producto de la Niña, y que, a diferencia del fenómeno de El Niño, puede durar incluso hasta 3 años continuos, como ocurrió entre el 2020 y el 2023”.
“Es un fenómeno grave para la agricultura, porque la falta de agua y la falta de nieve obligan a racionalizar las plantaciones, los cultivos tienen menos agua, se debe manejar mejor la eficiencia de los embalses y normalmente hay pérdidas agrícolas o reducción de hectáreas cultivadas, porque que este elemento no alcanza”, concluyó.