De todas las situaciones excepcionales que afectan hoy al planeta, ninguna resulta tan amenazante como los efectos que impone el cambio climático el calentamiento global. Es un desafío que no reconoce fronteras, que puede generar migraciones masivas, amenazas a la producción alimentaria y lluvias intensas o sequías. Si la temperatura promedio global siguiera en aumento -como va a ocurrir- nuestro continente sería uno de los más afectados.
En Ñuble, existe preocupación por el tema tanto a nivel gubernamental, como en la academia y en el sector privado, puesto que la información científica disponible demuestra que los cambios ya han comenzado a producirse y se intensificarán en un horizonte no muy lejano. Basta recorrer los campos de la región para constatar que fenómenos como la disminución de las precipitaciones, el aumento de las temperaturas promedio, la disminución de las horas frío y la menor disponibilidad de agua en embalses, nieve y acuíferos subterráneos.
Sensible a este panorama, la mesa público-privada Todo Ñuble Cuida el Agua realizó el seminario “Agua y cambio climático: desafíos y oportunidades para la Región”, donde expertos abordaron temas como la huella hídrica y exigencias del comercio internacional, la adaptación de la agricultura de Ñuble a la crisis climática y las proyecciones de suministro y planes de inversión que tiene la empresa sanitaria Essbio en la región.
Siguiendo a los especialistas, lo primero que hay que tener en cuenta es que la adaptación al cambio climático en Ñuble debe abordarse con un enfoque integral, vinculando diferentes áreas del conocimiento para moderar los impactos negativos de este fenómeno y aprovechar los aspectos que pueden ser beneficiosos, reduciendo así el riesgo mediante medidas específicas en distintos ámbitos y sectores productivos.
Enfoques adecuados y movilizadores para encarar el desafío ambiental hay. En instituciones como la Universidad de Concepción, la UBB y el INIA se están desarrollando líneas de investigación en esta materia, pero falta aún incorporar a otras entidades, sobre todo públicas, para lograr un abordaje intersectorial que cree un marco de referencia para toda la matriz económica de este territorio, incluyendo los recursos hídricos, la biodiversidad, salud, energía, infraestructura, el turismo y la demanda urbana y rural.
La Región de Ñuble nació inmersa en condiciones donde se mezclan la necesidad de diversificar y agregar valor a nuestra matriz productiva, capacidades estatales rezagadas respecto del deterioro ambiental y una creciente resistencia social a los impactos de las actividades económicas sobre la naturaleza.
Se trata de un escenario inédito y complejo, pero también de una oportunidad única para instalar un nuevo paradigma en el uso de nuestro territorio que armonice las necesidades del desarrollo de un modo verde e inteligente.