Cuando se quiere, se puede. Ésa parece ser la principal conclusión a partir del proyecto que después de 15 años de espera ha logrado convocar las voluntades del sector público y el privado para dotar de una vez por todas al Valle Las Trancas, en Pinto, de un sistema que asegure el abastecimiento de agua potable. Desde fines de 2018, una mesa de trabajo público-privada avanza en la búsqueda de una solución a este problema que afecta tanto a los vecinos como a los empresarios turísticos, y a la luz de los hechos, esa voluntad de diálogo y complementariedad público-privada, está dando frutos.
La comunidad de Las Trancas acaba de aprobar, por una amplia mayoría, la moción presentada por el Comité de Agua Potable de ese sector cordillerano, avalada por autoridades regionales y comunales, para que la empresa Essbio se haga cargo de ejecutar el proyecto de construcción de agua potable, alcantarillado y planta de tratamiento de desechos.
Este paso es bastante meritorio, pues pese a las dificultades derivadas de la pandemia, más de 80 personas, entre vecinos y representantes de entidades públicas, se reunieron de manera telemática para analizar la propuesta que venía siendo analizada desde hace varios años y que tiene como finalidad terminar con el precario modelo de abastecimiento de agua existente en el pueblo turístico.
Es bastante claro que en Las Trancas se debe ejecutar un proyecto de urbanización de mediana complejidad, para 2.500 inmuebles y que debe considerar no solo la construcción de las redes domiciliarias y de una planta de producción de agua potable, sino también dotar al sector de una red de alcantarillado de aguas servidas y su respectivo sistema de tratamiento, elemento fundamental en un destino que debe mejorar sus índices de sustentabilidad si quiere seguir vigente en el turismo post pandemia.
Los estudios que comenzarán en los próximos días entregarán certeza sobre el costo del proyecto, hasta ahora estimado en 20 mil millones de pesos. Igualmente, permitirán precisar la cantidad de agua que será necesario provisionar para el sector turístico y residencial. Cálculos actuales cifran en unos 45 litros por segundo el flujo que se requerirá, mientras que el comité de vecinos tiene inscritos un poco más de 15 litros por segundo, de modo que tienen bastante trabajo por hacer.
Sin embargo, a diferencia de intentos anteriores por resolver este problema, esta vez son muchos los factores que han mejorado en términos de capacidades técnicas y financieras, voluntad política y participación ciudadana.
Ante un escenario de alta incertidumbre para el turismo regional, debe valorarse el sentido de urgencia que ha mantenido esta iniciativa que permitirá entregar garantías de seguridad sanitaria, un factor clave de la adaptación que reclamará una actividad con nuevos hábitos de consumo y exigencias, como también nuevos deberes para garantizar la sostenibilidad.
Ese debe ser el objetivo de todo cuanto se haga en Las Trancas, mientras se mantenga esta pausa obligada del turismo por la pandemia. Es impresentable que en pleno siglo XXI el único destino de carácter internacional que tiene Ñuble no cuente con un servicio tan básico como el agua potable.