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Agro sustentable

Observatorio Laboral Ñuble

Para 2030, la población del mundo superará los 8 mil millones de personas, provocando una necesidad creciente de producir más alimentos en las tierras existentes. El Banco Mundial estima que para esa fecha una hectárea de tierra será necesaria para alimentar a cinco personas. De hecho, un panel convocado por ese mismo organismo e integrado por los máximos referentes mundiales de la materia, estableció que el gran desafío del siglo XXI es contar con sistemas alimentarios sostenibles que no degraden el ambiente natural, ni amenacen a los ecosistemas y a la biodiversidad, porque nuestro abastecimiento futuro depende de ellos.

Igualmente, el reporte sobre el cambio climático que entregó la semana pasada el Panel Intergubernamental de Expertos de la ONU advierte que la agricultura y el uso de las tierras de cultivo es responsable de más del 20 % de las emisiones de gases de efecto invernadero y del consumo del 70 % de agua a nivel mundial, por lo que la apuesta por la agricultura sostenible, aquella que es respetuosa con el medioambiente, rentable y social, se ha convertido en una prioridad.

Esto quiere decir soluciones de cultivo que mantengan el equilibrio correcto entre el éxito económico, la protección ambiental y la responsabilidad social. En el caso de Ñuble, que seguirá asociada a una larga tradición agrícola que le ha permitido generar riqueza, como también una identidad cultural que la diferencia claramente, ahora deberá sumar la sustentabilidad como un factor estratégico de primer orden.

Es necesario que todos los involucrados en la cadena productiva de alimentos en Ñuble se preocupen de administrar los productos de uso fitosanitario de forma ética y responsable, desde su creación y desarrollo, durante toda la distribución, uso, reciclaje y eliminación final. Los mercados extranjeros son cada vez más exigentes, premiando la calidad y condición de los productos que se exportan con mejores precios a la hora de su comercialización. Esto es fundamental para nuestros productores agrícolas que exportan, pues deben cumplir con determinados requisitos si quieren ser competitivos fuera de Chile.

En ese sentido, la seguridad del consumidor es hoy uno de los aspectos prioritarios en la cadena de abastecimiento alimentaria, y la utilización de productos menos agresivos para el medio ambiente, como también la reducción de residuos en los productos agrícolas, cumplen un rol fundamental.

De configurarse este círculo virtuoso, la Región tendrá un elemento diferenciador muy apreciado por consumidores de todo el mundo, como es brindar la seguridad de que comprarán alimentos saludables y con altos estándares de calidad.

Es el momento de que los agentes productivos locales reflexionen acerca de cómo debería ser un sistema alimentario sostenible, qué acciones podrían emprenderse para mejorar nuestras modalidades actuales de generación de alimentos, y cómo aprovechar mejor los recursos productivos. La Región tiene una oportunidad real para plantearse éstas y otras preguntas. No hacerlo es darle la espalda a su futuro.

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