Señor Director:
Frente a un incremento sostenido de la esperanza de vida y las tasas decrecientes en materia de natalidad, vemos cómo nuestra sociedad y, por tanto, nuestro mercado laboral lentamente va envejeciendo, por lo que una buena manera de abordar este fenómeno es precisamente adelantarse a una realidad que requiere de políticas públicas eficientes que sean capaces de hacerse cargo de la inserción laboral de estos trabajadores.
En esa línea, es fundamental que se lancen programas de experiencia y oportunidad al adulto mayor, porque muchas personas cuando se aproximan a su edad de jubilación, no quieren dejar de trabajar o bien deciden libremente permanecer unos años más activos a fin de mejorar su pensión, reunir mayores ahorros o mantener su actividad y su aporte a la sociedad por medio del trabajo, sea este dependiente o independiente.
Hoy los adultos mayores se sienten más activos. En 2019 cerca de 720 mil personas de 65 años y más se mantuvieron en el mercado laboral, pese a haber cumplido su edad de jubilación. Si bien, muchos de ellos lo hacen para tener un ingreso extra, muchos consideran que lo realizan para sentirse “útiles” en una sociedad que aún no valora la experiencia de un adulto mayor.
Y es que, en momentos en que se discuten medidas tendientes a mejorar las pensiones y las personas mayores desean y están participando con más fuerza de la vida social, no podemos dejar de lado lo que corresponde al mundo del trabajo y de cómo derribar barreras que muchas veces los dejan fuera.
Tomás Orellana Bardavid