La educación ambiental se basa en la premisa de que las acciones individuales sí importan, sin embargo, en general tienen poco impacto en las variables ambientales. Reducir, por ejemplo, el consumo de leña en un par de metros al año, es marginal, apenas simbólico, en el entendido que el 90% de la población de la intercomuna usa biomasa para calefaccionarse.
Por otra parte, para ampliar el análisis habría que preguntarse si son igualmente marginales los impactos negativos de las acciones individuales. En este caso la respuesta es negativa, pues la sumatoria de acciones individuales en el uso de leña siempre generará impactos ambientales negativos de mayor alcance.
¿Cuáles, entonces, son las acciones individuales no concertadas que generan impactos ambientales positivos, no marginales?
Probablemente ninguna. La acción individual no impactará a no ser que logre escalar, concertarse o bien generar una estructura de acción mayor.
Por eso el Plan de Descontaminación Ambiental de la intercomuna Chillán-Chillán Viejo generó una gran expectativa, porque prometía un abordaje múltiple a un problema que precisamente es multicausal, porque significaba replicar lo que se había hecho en países desarrollados y porque precisamente significaba una serie de acciones socialmente concertadas, con incentivos para hacerlo.
Sin embargo, cuando vemos lo realizado en 5 años, constatamos que con excepción del recambio de calefactores, el grueso de la planificación para disminuir la contaminación del aire en un 60, en un plazo de 10 años, no se ha cumplido.
En materia de aislación de viviendas, se ha avanzado muy poco. Lo mismo en mayor dotación áreas verdes, donde son conocidos los problemas que sufre la comuna de Chillán. Mientras que el cumplimiento de medidas como la calefacción distrital y el recambio energético, a fin de abandonar la leña, son iguales a cero.
Todos estos desafíos ambientales no se dan en el marco de las acciones individuales, por mucho que se intente evangelizarnos de lo contrario. Los desafíos se dan en las acciones concertadas, en políticas públicas innovadoras, debidamente financiadas y respaldadas políticamente.
Ese sigue siendo el gran desafío del Plan de Descontaminación Ambiental (PDA) en la intercomuna: un escalamiento en la inversión y la búsqueda de soluciones innovadoras. De lo contrario, la promesa del PDA de limpiar la atmósfera de Chillán quedará inconclusa, y seguirá adscrita al ámbito de las acciones ambientales individuales.
