El populismo debe ser uno de los conceptos que mayormente se está usando por estos días o en los últimos años, no solamente para designar, calificar a un determinado político, sino también como un instrumento para descalificar o bien caricaturizarlo a otros. De ahí entonces que el concepto de populista conlleve para algunos una connotación negativa o perniciosa; sin embargo, la literatura sobre el tema se ha ido ampliando en los últimos años, lo cual ha permitido separar el análisis histórico de los lugares comunes o la verborrea de algunos dirigentes o autoridades.En líneas generales, el populismo en América Latina está relacionado con la crisis de la dominación oligárquica de fines del siglo XIX y comienzos del XX y la crítica a la democracia liberal. Tras la crisis económica del año 1929, emerge el denominado Estado de Compromiso, contexto propicio para el populismo se desarrolle con fuerza, particularmente en Brasil con Getulio Vargas y en Argentina con Juan Domingo Perón, a lo cual también se podía sumar Cárdenas en México.
Finchelstein señala que desde los años 40 en adelante, el populismo tuvo 4 momentos o expresiones. En primer lugar el populismo clásico, donde destacan los citados Vargas, Perón y a quienes se suma Gaitán en Colombia y Velasco Ibarra en Ecuador. En segundo lugar está el populismo neoliberal de los años noventa, donde es posible situar a Carlos Menem de Argentina, Fernando Collor de Memo de Brasil, Abdala Bucarám de Ecuador y Alberto Fujimori de Perú. En tercer lugar situamos el populismo neoclásico de izquierda entre los cuales destaca Hugo Chávez de Venezuela, Néstor y Cristina Kirchner de Argentina, Rafael Correo de Ecuador y Evo Morales de Bolivia. Finalmente el populismo neoclásico de derecha y extrema derecha, siendo el peronismo de derecha de los años setenta una de sus mayores expresiones.
Lo cierto es que más allá de estas categorías, el populismo comparte ciertos rasgos comunes. Desde ya la presencia de un líder carismático y mesiánico, adhesión a una democracia autoritaria, la idea del antipueblo; es decir, los enemigos del pueblo, un discurso nacionalista radical, el líder como la personificación del pueblo, hablar en nombre del pueblo y contra las elites gobernantes, antipatía hacia el pluralismo y la tolerancia política y presentarse como los defensores de la verdadera democracia. En otras palabras, el populismo no tiene domicilio definido, puede ser de izquierda o de derecha, de ahí entonces el cuidado a la hora de situar el populismo o neopopulismo en una sola vereda, como algunos de manera antojadiza o bien con suma ignorancia buscan presentarlo, generalmente asociado a la izquierda en América Latina.
En consecuencia, más allá de las caricaturas y la utilización política que se pueda hacer del concepto, el populismo como fenómeno social y político debe ser en lo posible caracterizado más que definido y además analizado de acuerdo al contexto histórico en el cual se da.