La mujer considerada como la más longeva del mundo, la monja francesa Lucile Randon (conocida también como hermana André), murió a sus 118 años en una residencia de ancianos en Toulon (Francia), a menos de cuatro años de superar la edad de fallecimiento más elevada jamás registrada (122 años).
Nacida el 11 de febrero de 1904 en Alès, Randon se había convertido en la segunda persona francesa y europea más longeva de la historia, así como la monja más anciana que jamás había vivido, según un comunicado de Guinness World Records publicado tras su muerte, ocurrida en la madrugada de este martes.
La mujer trabajó como institutriz para familias adineradas en París antes de bautizarse cristiana a los 26 años, y se dedicó al cuidado de los niños durante la Segunda Guerra Mundial, tarea que continuaría durante 28 años después del conflicto, en el hospital de la ciudad de Vichy.
A los 41 años, entró en la orden de las Hijas de la Caridad, donde adoptó el nombre de hermana André, en honor a uno de sus tres hermanos.