Ñublense rozó el título de la Supercopa, tras protagonizar una dramática final con Universidad Católica en Concepción, hasta donde arribaron más de 5 mil chillanejos movilizados por una causa que, como pocas, une, integra y genera sentido identitario y de pertenencia en Ñuble.
Los “Gladiadores de García” cuajaron un conmovedor espíritu combativo que solo fue abatido desde los 12 pasos, pero que sacó aplausos y despertó el orgullo de los hinchas del Rojo.
Lo que pudo ser el primer título de los diablos rojos en Primera División, tras 104 de vida en el fútbol chileno, se esfumó tras una batalla en la que estuvieron a gran altura.
Sin embargo, el próximo sábado a las 18 horas, en el estadio La Cisterna, frente a Palestino, el conjunto de Chillán tiene otra final.
Otra opción de hacer historia y marcar un hito en su larga vida, de escasa gloria deportiva, pero profundo arraigo popular.
Los diablos rojos buscarán la clasificación a la Copa Sudamericana 2022, logro que conquistaron por primera y única vez, en abril del 2008, cuando tras vencer a Audax Italiano en Linares por 3-2, sacaron pasajes a su primer torneo internacional.
Trece años más, la oportunidad de repetir la hazaña está muy cerca, merced a un proceso liderado por un técnico que ha sabido interpretar el sello del ñublensino.
Jaime García supo sacar lo mejor de su reducido plantel y darle una identidad de juego que no se transa y se fortalece en la adversidad.
El próximo sábado todo Ñuble estará con los ojos puestos en la Cisterna, donde el Rojo puede hacer historia.