Señor Director:
El año pasado hablábamos del fin a la herencia dictatorial, y cómo mediante el proceso constituyente, hemos alcanzado la posibilidad histórica de rechazar toda la institucionalidad impuesta a sangre y fuego durante el período más oscuro de nuestra historia reciente, y así luego de más de 30 años poner fin a la transición democrática. Hoy esa posibilidad se encuentra amenazada por la candidatura presidencial de José Antonio Kast Rist.
El no solo no condena el terrorismo de Estado encabezado por Augusto Pinochet con sus secuaces civiles y militares, sino que hace una apología de la dictadura y de sus criminales como Miguel Krassnoff, condenado a más de 840 años de cárcel. Y algo fundamental para el octubrismo, las causas de la Revuelta Popular desde el 18 de Octubre del 2019, tienen su origen en la Constitución del 80’, en su aplicación y consecuencias.
La democracia, el Estado de Derecho y los derechos de todas las personas que habitan Chile, se encuentran en peligro. Y no solo los avances conquistados, sino su desarrollo y garantía. Kast es, en primera y última instancia, la destilada esencia del pinochetismo criollo. Es el último intento de la plutocracia autoritaria chilena para sostener el moribundo modelo neoliberal que les ha entregado sus obscenos privilegios.
El 10 de diciembre de 1948 en París, la Asamblea General de la Naciones Unidas promulgó la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Un 10 de diciembre de 2006 en Santiago de Chile, falleció en impunidad Augusto Pinochet Ugarte, dictador militar de nuestro país entre 1973 y 1990. Hoy se conmemoran 15 años de la muerte de Pinochet y 70 años de la Declaración Universal, hoy tenemos la decisión mediante nuestro voto de garantizar un gobierno constituyente que promueva la autonomía del proceso que ponga fin al legado institucional del capítulo más oscuro de nuestra historia reciente e instalar democráticamente una constitución de Derechos donde antes hubo una de privilegios impuesta con sangre y fuego.
Fundación Los Ojos de Chile