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El Bazar La Feria sorprendía a los chillanejos de inicios del siglo XX con sus productos en múltiples rubros. Desde catres y colchones, hasta monturas, alimentos y “ropa hecha”, como reza el letrero que ilustra la imagen principal de LA DISCUSIÓN, fechada durante los albores de 100.
La tienda se ubicaba en un punto estratégico de la ciudad. Calle 5 de Abril, frente al mercado, emplazamiento que hasta hoy es un punto de referencia para el comercio local.
Tampoco es casual la ubicación.
“El comercio nació con el crecimiento de la ciudad, de la mano del mercado, cuando se transformó en un polo de intercambio comercial, ahí estaba el comercio para satisfacer todas las necesidades de los clientes”, comenta Alejandro Lama, presidente de la Cámara de Comercio de Chillán.
La bullente actividad comercial de inicios del siglo pasado, no obstante, no era para nada un fenómeno nuevo en la capital de Ñuble.
“El comercio en el sentido moderno que conocemos nace desde mediados del siglo XIX, pero desde mucho antes corrientes migratorias europeas se instalaron en la ciudad, principalmente suizos, alemanes, franceses y sobre todo españoles, quienes instalan rubros como el ferretero, además de imprentas, librerías y tiendas de múltiples artículos”, enumera el historiador Marco Aurelio Reyes.
La actividad comercial históricamente giró en torno al mercado de Chillán, actividad que incluso es posible apreciar en el siglo XVIII, en medio de la Guerra de Arauco o en el tiempo de la Colonia, a inicio del siglo XIX, afirma el académico.
“Siempre Chillán ha sido una ciudad de servicios, los funcionarios de la corona española venían a comprar mantas, animales y alimentos para abastecer al Ejército”, sostiene.
Chillán, ciudad de servicios, se prolongaría en el tiempo y terminaría por transformarse en una especie de eslogan al momento de enumerar las características de la ahora capital regional. “Y eso es en buena parte gracias al comercio”, enfatiza Lama. “Ñuble es uno de los territorios del país con mayor número de comunas, lo que hace que históricamente Chillán tenga un movimiento comercial importante y sea un foco de abastecimiento para todas nuestras comunas”, agrega.
Comercio local y cadenas nacionales
Durante la segunda mitad del siglo XIX, Chillán vivió una nueva oleada migratoria protagonizada en buena parte por ciudadanos de origen palestino.
Entre 1885 y 1940, los árabes sumaban entre 8.000 y 10.000 personas en Chile, según el libro “El mundo árabe y América Latina”, la mitad de ellos palestinos, según cita el sitio de la BBC.
“El pueblo árabe en general siempre ha estado dedicado al comercio, primero vendiendo de puerta en puerta, para luego establecerse”, revela Alejandro Lama.
Entonces, de la mano principalmente de las tiendas de vestuario, el comercio local comenzó tener un particular sello palestino que se extendería hasta mediados de la década de los años 80’, en pleno siglo XX.
“Fue la época del auge de las casas tiendas, las familias tenían sus viviendas y sus tiendas para ofrecer sus productos, famosas fueron tiendas emblemáticas como la Casa Rabié, la Casa Lama y la Casa Zarzar”, enfatiza Reyes.
El panorama, sin embargo, cambiaría radicalmente a fines del siglo pasado con la importación de ropa a un menor costo, derivado de los múltiples tratados comerciales firmados por Chile, que favoreció a las importaciones.
Se produjo, además, otro fenómeno, que se transformaría en una tendencia hasta la actualidad: el arribo de las cadenas comerciales.
“Eso fue la hecatombe, transformó a todo el comercio local”, describe Lama.
“Al comercio local se le hizo imposible competir frente a las cadenas que trabajan con una economía a gran escala, entonces las tiendas tradicionales perdieron protagonismo”, explica Marco Aurelio Reyes.
El remezón, sin embargo, no solo significó el paulatino cierre de tiendas locales, sino el ingreso a Chillán de las más importantes cadenas nacionales e internacionales de retail. Los consumidores pueden hoy día encontrar en la capital de Ñuble los mismos productos que se transan en mercados como europeos o norteamericanos.
El comercio local, a la larga, debió adaptarse a este nuevo escenario, reflexiona Lama, quien enfatiza que “hoy la realidad ha cambiado y el comercio chillanejo está más especializado, aportando un valor agregado de la mano de la atención personalizada, que siempre ha sido una característica que la comunidad sigue apreciando”.