Atentos a la ejecución
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No cometer los mismos errores y replicar experiencias exitosas de cómo otras regiones enfrentaron problemas que también tendrá Ñuble en sus primeros pasos como unidad territorial independiente es un camino inteligente, abreviado e incluso conveniente a nuestra realidad.
En días recientes, a propósito de la baja ejecución presupuestaria que muestra la región (ubicándose en el último puesto a nivel nacional) y el efecto que esto podría tener sobre los recursos de decisión local que lleguen en 2020, Arica y Valdivia, las últimas dos regiones creadas en 2007, volvieron a aparecer como referencias para explicar el problema y aportar alternativas de solución.
Hace unas semanas, el diputado radical, Carlos Abel Jarpa, encomendó un informe para conocer el comportamiento de la ejecución del GORE Ñuble, y compararlo con el de los otros territorios creados recientemente. De acuerdo a los registros publicados por la Dirección de Presupuestos (Dipres), la ejecución presupuestaria, en el caso de las nuevas regiones, siempre se muestra más lenta en la primera parte del año, para ajustarse en la segunda parte.
Lo anterior se explicaría por el desfase lógico que se produce en una institucionalidad que recién se está instalando y su capacidad de levantar una adecuada cartera de proyectos. En el caso de Arica, durante el primer trimestre de 2008 alcanzó un 1,4% de ejecución; un 13,6% en el segundo trimestre; un 56,6% en el tercero y un 98,7% en el cuarto; en tanto, Los Ríos partió en el primer trimestre con un 7%; siguió en el segundo con un 36,9%; en el tercero con un 48,1%, y remató el año presupuestario con un 89,1%. Si se comparan estas cifras con Ñuble, ésta queda entre ambas, ya que al 31 de julio el porcentaje de ejecución presupuestaria de la nueva región alcanzó a 37,3%, mucho mayor que Arica, y levemente inferior a la de Los Ríos.
Pero no solo comparaciones se pueden hacer. Ambas regiones dejan también importantes lecciones sobre la importancia de tener una institucionalidad fuerte, tanto para una eficiente operación regional, como para aprovechar los recursos públicos. Ello supone no renegar de la planificación y, tal como hemos venido insistiendo desde estas páginas, contar con una estrategia de desarrollo y por otra parte, preocuparse del capital humano, sobre todo en las comunas más pequeñas, de modo que sus municipios sean capaces de presentar proyectos que sorteen exitosamente la burocracia estatal.
Seguir con atención las acciones, decisiones y liderazgos que han sido capaces de resolver problemas comunes, es una buena receta para conseguir lo mismo. Identificar los errores para no cometerlos e imitar y transformar lo que dio resultado, es una forma inteligente de encarar los desafíos que conlleva nuestro cambio de estatus político y administrativo y el mejor camino para lograr mejores resultados de desarrollo social y económico, en menos tiempo, para más personas y, lo más importante, en todas las comunas de la Región de Ñuble.