Quilmo: la “desarmaduría” ilegal de los autos encargados por robo
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Flotando en el río Chillán, con solo el parachoque trasero asomado a la superficie, apareció el Daihatsu Terios que el jueves 11 de julio le robaron desde el centro de Chillán a la ingeniera y profesora Jéssica Quezada.
A un costado del puente El Diablo, ubicado en el sector de Quilmo, justo donde la comuna de Chillán Viejo pareciera sacarse sus ropas urbanas para dar paso a lo rural, a los caminos de tierra, a la falta de luminarias y casas sin vecinos cercanos. Así es el escondite ideal para quienes buscan dónde llevar los autos robados y desarmarlos sin que nadie los moleste.
“Buuuu…, nosotros ya nos cansamos de andar llamando a los carabineros”, dice Ana Espinoza, quien vive justo frente al puente El Diablo, en una casa en las que a decenas de metros de distancia se escuchan los agudos e interminables ladridos de a lo menos cinco o seis perros.
Testigo preferente de estos delitos, dice que “los carabineros igual patrullan harto para acá, pero la verdad es tanta, pero tanta la gente que no es del sector que viene para acá, que yo creo que ya llamarlos a cada rato no serviría para nada”. Finalizada esa observación, pasan por fuera de su casa una camioneta antigua seguida de un camión tres cuartos con barandas de madera.
Según la vecina, este año ya han encontrado tres autos robados en el sector, sin contar al Terios arrojado al agua, ni “al que quemaron hace como un mes, allá saliendo para la forestal”, agrega.
El río y las salidas
Siguiendo la ruta de ambas camionetas, a un costado del camino comienzan a aparecer focos, radiadores, ruedas, paneles, puertas, tapas de llantas, micas, gomas y hasta butacas. Todo en medio de una interminable hilera de basura en las que además se cuentan colchones y muebles viejos.
Se cruza un joven ciclista con la cara manchada de carbón. “Me llamo David (déivid, fonéticamente)”, comenta. Y la primera historia que se le viene a la cabeza fue la del “auto que quemaron hace como un mes”, corroborando a la señora Ana.
Y agrega: “yo recolecto latas y chatarras, paso todos los días y siempre hay partes de autos. A veces, autos enteros, pero sin las radios ni las ruedas. No sé por qué siempre vienen para acá, pero debe ser porque en el río es fácil esconderse y porque hay salida para la forestal”.
Pese a que en Carabineros admiten que Quilmo es escenario frecuente de hallazgo de autos, no hay estadísticas puntuales que permitan acreditar un promedio anual de estos sucesos en el sector.
Sí agregan que “cada vez que hay una denuncia por robo, ese es uno de los primeros lugares que revisamos”.
Alan Ibáñez, coordinador regional de Seguridad Pública, dice estar consciente del fenómeno y adelanta que “para sectores como Quilmo hay un plan de fortalecimiento de las juntas de vigilancia, que nos va a permitir armar una red de comunicación muy eficiente entre los vecinos y Carabineros, priorizando aquellos delitos flagrantes”.
Agrega que muchas veces es la demora de la denuncia lo que hace todo más complejo y recuerda que cuando los vecinos dieron aviso del Terios metido en el agua del río, les dijeron “hace días que está ahí, en vez de haber dado aviso apenas lo vieron”.
Cifras y nuevos métodos
Hasta el momento, Carabineros cuenta con las estadísticas regionales del primer trimestre. Las del semestre llegan a fines de julio.
De acuerdo a esos números los robos bajaron de 50 casos denunciados en 2018, a 39 hasta marzo de este año, lo que representa un 22% menos de sucesos en Ñuble.
En cuanto las detenciones, tanto el año pasado como el actual hubo dos personas detenidas y formalizadas por robo de vehículo motorizado.
Desde el Servicio de Encargo y Búsqueda de Vehículos (SEBV) de Carabineros Biobío (con alcance en Ñuble), el teniente Felipe Gutiérrez, subjefe de la unidad, dice que “hoy hay cada vez más casos de robos por encargo. Son talleres clandestinos o particulares que buscan piezas específicas de ciertos autos y le encargan a bandas delictuales buscar estos modelos y robar esos repuestos”.
Se trata de bandas cada vez más especializadas, que también han aprendido a borrar toda huella, o quemando el auto o, como en el último caso, arrojándolos al río.
Es este móvil de delitos el que ha originado un nuevo método de robo, que según el teniente, se ha hecho cada vez más común en Concepción.
“Un conductor es colisionado levemente por otro vehículo. Lo normal es que el afectado se baje para mirar las consecuencias y es en ese momento cuando es abordado por delincuentes que le sutraen su vehículo”, advierte.
Si bien en Ñuble aún no se registran ni portonazos ni este tipo de robos, la advertencia, al menos, ya está hecha.