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Cien años es tiempo suficiente para reflexionar en torno a la trascendencia de una institución, y el siglo que cumple la Universidad de Concepción es precisamente uno de esos momentos sobre los que es imprescindible volcar la mirada.
Hurgando en la historia de los grandes acuerdos para la descentralización, llama poderosamente la atención la convicción y audacia con la que se resolvió la creación de la UdeC, a principios de 1919. En la celebración del décimo aniversario de la casa de estudios, en 1929, Enrique Molina Garmendia -su primer rector- recordaba el convencimiento que primaba en el Comité Ejecutivo de que el Gobierno no crearía quién sabe en cuánto tiempo la universidad. No eran solo debilidades financieras que lo impedían, habían también de por medio rivalidades y temores políticos y sectarios.
Pero a partir del hito de la creación de la primera universidad fuera de Santiago, se aceptó en forma transversal la hipótesis que sindica a la centralización administrativa, política y económica como la principal responsable del rezago económico y social de los territorios regionales. Podría decirse, entonces, que después del nacimiento de la UdeC todo cambió para las regiones y particularmente para Biobío y Ñuble.
Sus aportes, alimentando con ciencia y tecnología la producción de bienes y servicios, han marcado buena parte de la dinámica transformadora de ambas regiones y el ascenso social de sus habitantes. Igualmente, su democracia interna, la libertad intelectual y el pensamiento crítico sobre el devenir de la sociedad que son estimulados en sus tres campus, han contribuido a formar no solo excelentes profesionales, sino personas comprometidas con ideales nobles y elevados.
En el caso de Ñuble la conexión también es centenaria. Los aportes que hicieron distinguidos vecinos en tiempos de su fundación, como los hitos que luego se sucedieron y dieron forma a uno de los principales centros de estudio agropecuario del país, se entrelazan con la contribución que tuvo en la creación de la nueva Región y hoy con el respaldo a las comunidades más vulnerables de sus tres provincias.
Ignorar ese aporte de un siglo al desarrollo sería tan injusto como desconocer sus indicadores actuales, que la sitúan como la principal universidad de regiones y una de las tres más importantes del país.
La historia de esta Universidad centenaria es enorme y está cruzada por acontecimientos decisivos de la vida nacional, con capítulos de conflicto y crecimiento, de dolor y optimismo; todos derivados de su indiscutible condición de ser parte de la comunidad, tanto física como espiritualmente. Y como la misma comunidad, la UdeC ha aprendido a superar sus dificultades y ponerse de pie ante las catástrofes y la adversidad, sin faltar nunca a sus compromisos fundacionales, a la defensa y fomento del desarrollo libre del espíritu.
El futuro de Chile y en particular de la Región de Ñuble está indisolublemente ligado al desarrollo de la educación superior y por eso hoy, al cumplir un siglo de existencia, celebramos que la Universidad de Concepción reafirme su compromiso en esa dirección, jerarquizando no solo la enseñanza y la investigación, sino también la conexión con las necesidades propias de la comunidad y sus potencialidades de desarrollo económico y social.