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Los resultados de la Encuesta Nacional Urbana de Seguridad Ciudadana (Enusc) del año 2019 prometía ser especial para Ñuble, por tratarse de la primera versión de esta medición que incluiría datos precisos para la nueva unidad administrativa. Por otro lado, en el Gobierno Regional esperaban en dar buenas cifras en materia de índice de victimización y sensación de inseguridad.
Y de todas las cifras, que fueron entregadas por el coordinador de Seguridad Pública, Alan Ibáñez, se desprende como lo más relevante para la región el que en cuanto a victimización, un 23,8% de hogares cuentan con uno o más integrantes víctimas de la delincuencia en 2018, número por debajo de la media nacional, que es de un 25,4%.
Esta medición tiene en los polos a las regiones de Atacama (la más victimizada con un 34,7%) y a la de Magallanes (la menos golpeada por la delincuencia, con un 6,5%).
Si bien estos números son coincidentes con los que mes a mes entrega Carabineros respecto a su sistema STOP de monitoreo de la dinámica delictual en Ñuble, hay dos cifras que preocupan a las autoridades. Una es que pese a la baja sostenidas de delitos en la región (indicador que no muestra la Enusc por ser un instrumento que por primera vez se aplica en Ñuble) y a pesar que se está por bajo la media nacional, el 78,1% de los más de 27 mil grupos familiares encuestados estima que los delitos han aumentado en la región.
En esta misma línea, un 39,5% piensa que será víctima de algún delito durante los próximos 12 meses.
Más inquietante asoma el que un 72,8% de los delitos cometidos a algún integrante de las familias encuestadas no fueron denunciados.
Alan Ibáñez reiteró que el espíritu de las denuncias no es solo conseguir una reparación al daño causado, sino que orientar a las policías y a las autoridades para centrar recursos y esfuerzos o para diseñar estrategias preventivas en los lugares, horarios y formas que se desprendan de tal información.
“Nosotros hemos insistido reiteradamente, y lo debemos seguir haciendo, llamamos a las personas que han sido víctimas de algún delito a que denuncien. No puede ser que apenas un poco más del 27% de las personas que fueron víctimas hayan hecho las denuncias”, espetó el coordinador de Seguridad.
Dentro de las razones manifestadas por quienes optaron por no hacer parte a las policías de estos delitos, las que más destacan son “la justicia (tribunales) no hubiera hecho nada”, con un 26,5%; y “la pérdida no fue lo suficientemente seria”, con un 22%.
Más atrás figuran argumentos como “porque el trámite demanda mucho tiempo”, con un 17,9%; “la policía no podría haber hecho nada”, con el 10,7%; y “porque no tenía testigos”, con el 6,4%.
“Si bien hay muchas razones que puedan tener los vecinos para no hacer sus denuncias, este trámite nos entrega la información necesaria para saber dónde, cuándo y cómo tienen que trabajar nuestras policías, y va a ser sin duda una denuncia que les ayudará a ellos y a todos nosotros”, planteó Ibáñez, apelando al factor solidario que tiene el denunciar.
Temor al delito
Resulta paradojal el comparar las cifras de denuncias con las que apuntan a la sensación de inseguridad en los chillanejos, donde el 39,5% cree que será víctimas de un delito en los próximos 12 meses.
Un dato clave para entender este fenómeno es que el 64% de los encuestados asegura que se informa sobre la realidad delictual a través de los noticieros centrales de la televisión, y estos son de corte nacional y no local.
En segundo término, y con un 12%, dicen que se informan a través de comentarios de sus vecinos.
La presidenta de la Unión Comunal de Juntas de Vecinos, Cecilia Henríquez, afirma que “es cierto que en los barrios hay mucho temor al delito. La gente le tiene miedo a los asaltos en las calles y a los robos en los hogares”.
Contribuyen a esta sensación de inseguridad las llamadas incivilidades y los problemas propios de cada barrio.
En este ítem, sin embargo, se destaca como el problema más molesto la presencia de perros abandonados, con un 33,9%.
Le siguen la presencia de sitios eriazos y microbasurales, con un 18,6%; y la presencia de personas consumiendo alcohol o drogas en las calles, con un 15,5%.
Para Henríquez, “no son solo las incivilidades las que infunden temor en las personas, sino que los delitos mismos y la falta de medios de seguridad en sus vecindarios”.
Comunidad organizada
La percepción de desorden que hay en los barrios también fue medido por este estudio y arrojó que lo que más incomoda en Chillán es la presencia de venta de drogas (9,5%), presencia de pandillas violentas (3,7%), vandalismo (3,7%) y robos o asaltos en la vía pública (3,3%).
“Lo que realmente ha contribuido a bajar la sensación de inseguridad en las calles son las estrategias que se han creado para hacer que los vecinos se integren y se conozcan, como los grupos de Whatsapp, las alarmas comunitarias o estos proyectos para los silbatos. En el fondo, mientras más unidos sean los vecinos, menos temor hay en esos barrios”, plantea la presidenta de la Unión Comunal.
Un argumento idéntico es el que llega desde Carabineros. El prefecto de Ñuble, coronel John Polanco, afirma que “el verbo rector para poder enfrentar las demandas de la gente a nuestro trabajo, será su capacidad de organizarse, su disposición a denunciar para que podamos orientar nuestra logística e inteligencia policial a los focos más urgentes”.
La Unión Comunal repara en que “dicen que la denuncia es anónima, pero el único número que todos se saben es el 133. Se demoran en atender y te preguntan de todo. En momentos críticos nadie recuerda otros números y menos el celular de un cuadrante. Eso es algo que debe ser replanteado a nivel nacional si se buscan cambios”.