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Basura, ganado, mascotas, parcelaciones y motos: las amenazas que afectan el corredor biológico Nevados de Chillán–Laguna del Laja

La irrupción de motocicletas en el sector Aguas Calientes, inserto en el corredor biológico Nevados de Chillán-Laguna Laja, encendió las alertas en redes sociales, debido a los impactos ambientales que provoca el tránsito de vehículos motorizados en esta área de alto valor ecológico, que fue declarada Reserva de la Biósfera en 2011 por parte de la Unesco.

Este territorio, que abarca las regiones de Ñuble y Biobío y comprende más de 560 mil hectáreas, alberga especies emblemáticas como el huemul y otras endémicas. Ha sido pensado como un espacio para la conservación de la flora y fauna, la protección de cuencas hidrográficas y el desarrollo sustentable de las comunidades cordilleranas.

Sin embargo, no es la única intervención que está socavando este propósito esencial. La basura dejada por visitantes irresponsables, el ingreso de perros o gatos que pueden atacar, eliminar heces o asilvestrarse, el impacto de la ganadería por veranadas, el desarrollo inmobiliario en Las Trancas y las parcelaciones en zonas precordilleranas con fines habitacional-turísticos, están poniendo en riesgo la biodiversidad única que caracteriza al territorio.

La directora del Centro de Rehabilitación y Educación en Fauna Silvestre ANDES-UdeC, Dra. Paula Aravena, advirtió que cualquier alteración del ecosistema afecta directamente la conservación.

“Cuando hablamos de la Reserva de la Biósfera como una zona de conservación ecológica, lo que queremos es eso, que las especies se mantengan, que las poblaciones crezcan, haciendo su rol ecológico, de movilizar semillas, de fertilizar, de mantener un equilibrio en el ecosistema que nos beneficie a todos, tanto a la comunidad humana como a los animales. Cualquier interrupción de ese funcionamiento va a generar una merma en la conservación, una merma en la posibilidad de que este ecosistema permanezca vigente en el tiempo. Ese es el problema”, sostuvo.

Si bien hay esfuerzos locales como las ordenanzas de Pinto y San Fabián sobre visitación responsable y protección al medio ambiente, aún hay quienes las infringen, ya sea por falta de educación o insuficiente fiscalización.

A raíz de esa desobediencia, entre organizaciones ambientales, academia y autoridades locales, existe preocupación por el aumento de estas acciones que están afectando gravemente los ecosistemas de la cordillera de Ñuble, en especial, en sectores cercanos a las zonas núcleo de Reserva de la Biósfera, como lo son las reservas Huemules de Niblinto, en la comuna de Coihueco, y Ñuble, en las comunas de Pinto, El Carmen y Yungay.

Microbasurales

Así lo reconoció Gabriela Allende, presidenta del Consejo Consultivo de la Reserva Ñuble, quien indicó que estos problemas se están haciendo cada vez más evidentes.

“Muchos visitantes dejan basura en senderos, ríos y miradores, lo que contamina el paisaje y afecta a los animales que pueden ingerir estos residuos. También se siguen viendo fogatas y conductas poco responsables, a pesar de ordenanzas que buscan una “visitación responsable”, denunció.

Situación que confirmó Pablo Espinoza, representante de la ONG Dosel, quien indicó que los desechos han llegado a niveles de microbasurales, que terminan en cursos de aguas con las consecuencias nefastas para el medio ambiente.

“En el puente Marchant, que es como la entrada al sector de Las Trancas, se forma un basural. Eso va a los cursos de agua y estéticamente tenemos un problema de desorden. Los animales llegan a romper la basura, zorros quizás, los perros vagos y los gatos sueltos en el territorio dispersan la basura por todos lados, se contaminan los cursos de agua, entendiendo que son de alta montaña, son los que nos van dando agua a nosotros que estamos río abajo, entendiendo que pasa por un proceso de limpieza, pero el agua tiene algún proceso de contaminación, hay bacterias que pueden ser resistentes a antibióticos. Incluso, un profesor de la UdeC está estudiando eso, y ha encontrado bacterias resistentes a antibióticos, precisamente en los cursos de alta montaña”, precisó.

En época estival estas acciones incivilizadas tienden agudizarse en San Fabián, por personas que montan campamentos en lugares no habilitados para este fin, situación que la ordenanza actual lo prohíbe.

“En la zona de San Fabián, hacia la cordillera, hay cuatro o cinco puntos claves, en los puentes Inglés y Las Veguillas, son sectores altamente visitados durante el verano, donde hay gente que arma campamento y está dos o tres semanas ahí. No estoy diciendo que no puedan ir, sino que, es clave que ellos tomen sus residuos y sean responsables. La Laguna de la Plata es un caso típico, ya que la tuvieron que cerrar y cursar un sumario sanitario por toneladas de basura. La gente sigue subiendo de alguna manera ilegal, sin la autorización, sin inscribirse en Carabineros y se sigue generando basura”, expuso.

Más control sobre motos y bicicletas

Para el académico de la Facultad de Ciencias Ambientales de la Universidad de Concepción y director del Programa de Gestión Ambiental Sustentable la Reserva de la Biósfera, Gerardo Azócar, la práctica de actividades como el motocross y el mountain bike en sectores cordilleranos representa una seria amenaza para la biodiversidad, principalmente debido a la falta de regulación y fiscalización en el sector de Las Trancas.

Según explicó, estos medios de transporte han dejado huellas profundas, provocando erosión del suelo y generando efectos negativos sobre el hábitat de la fauna silvestre.

“No solamente son las motos, también las bicicletas y eso cuenta con, inclusive, el apoyo algunas veces del municipio de Chillán, que es el dueño de la propiedad de Las Trancas, donde hay una concesión para las canchas y centro de aquí. Los propios dueños, de una manera, permiten que esas actividades se desarrollen sin ser debidamente reguladas. Shangrilá también es otro lugar donde hay mucha gente que hace trekking, tienes innumerables huellas para bicicletas por distintos lugares del bosque”, sostuvo.

Desde el punto de vista ecológico, Azócar explicó que la erosión del suelo es uno de los impactos más severos. La pérdida de la capa vegetal deja el terreno desprotegido, afectando la regeneración natural del bosque y, en algunos casos, asociándose a la tala o intervención de bosque antiguo.

“Esas partes altas de la cordillera en invierno están con nieve y en verano, cuando suben las motos y las bicicletas, no está regulado. Se producen huellas, surcos y se erosiona el suelo. Ahí hay fauna y vegetación nativa. También hay hábitat del huemul, sobre todo en la cara norte de los Nevados de Chillán. La gente usa los andariveles para subir a la parte alta y en verano descienden en las bicicletas. Hace un año nos tocó ir a Garganta del Diablo, uno de los refugios, y estaban en plena competencia, habían creado pistas nuevas y habían cortado bosque nativo, hicieron una faja nueva. Seguramente sin autorización, no sé qué pasó ahí, pero cuando cruzan el bosque adulto, van disminuyendo hábitat. Cuando íbamos caminando, por esta parte que habían modificado, habían dos (pájaros) carpinteros. Entonces, es hábitat de especie”, mencionó.

Los motores en plena naturaleza producen contaminación acústica que altera los patrones de comportamiento de la fauna silvestre, reduciendo la calidad del hábitat y favoreciendo el desplazamiento hacia áreas menos óptimas, lo que puede afectar su alimentación y reproducción, en definitiva, su supervivencia.

“Si tiene niveles de ruido permanentes en verano, el animal escapa y cada vez se confina más a espacios reducidos, donde no tenga contacto con el ser humano ni con la especie introducida, y mucho menos que esté expuesto a ruido o a otras cosas que puedan afectar”, comentó el doctor en Ciencias Ambientales.

Ganado y mascotas como amenazas sanitarias

El impacto de la ganadería por veranadas que aún quedan en zonas adyacentes a territorios protegidos también es factor de amenaza, que sin control, atenta contra el desarrollo de especies como el huemul, porque arrasa con el alimento o puede ser foco de infección.

“Las veranadas es otra amenaza que tiene el huemul, por la presencia de animales, pero también de aquellos que lleva la gente, perros y gatos. El ganado compite con el hábitat, con la alimentación del huemul, en las mismas veranadas y en los mismos pastos, puede transmitir enfermedades. Además, hay cosas que hace un gato y un perro. Son vectores que pueden transmitir enfermedades para la fauna nativa. Pero el animal, sobre todo, compite por la alimentación y el huemul es tímido. Si se introducen animales, desplazan a la fauna silvestre, le van reduciendo su hábitat”, afirmó.

Si bien el ganado y la biodiversidad ha coexistido en la cordillera por largo tiempo, Pablo Espinoza, médico veterinario y representante de Dosel, apuntó a mantenerlo bajo control, mediante chequeos médicos, por parte de sus dueños, como una manera de evitar la transmisión de patologías a las especies endémicas.

“Es clave que el ganado esté sanitariamente al día, con todas las vacunas que correspondan, que los animales que van a la cordillera pasen por la revisión del SAG y vayan arriba porque, naturalmente, una vaca enferma con brucelosis potencialmente pueda transmitirse al huemul. Entonces, hay una serie de otras enfermedades que pueden ser transmitidas desde el ganado bovino, principalmente”, detalló.

“Los perros, naturalmente, pueden transmitir, por ejemplo, la sarna y el distemper, a los zorros. Estos son lamentablemente muy afectados por esas enfermedades que transmiten los perros domésticos hacia la fauna silvestre. Los gatos también, son uno de los principales depredadores de aves que tenemos”, añadió.

Núcleos de conservación

En el caso de las reservas Ñuble y Huemules de Niblinto, el ingreso de ganado proveniente de terrenos colindantes ha caído drásticamente gracias a la vigilancia de los guardaparques de Conaf, que han mantenido a raya la intromisión de animales ajenos al recinto protegido.

Sectores aledaños a la Reserva Ñuble son lugares de veranadas, donde los habitantes de predios particulares trasladan el ganado para su alimentación, lo que mantiene en alerta a personal, porque representa una amenaza para las especies protegidas, cuando traspasan los límites naturales del recinto.

“Ellos realizan patrullajes y cuando detectan situaciones que no están permitidas en el reglamento, como el tema del ganado, se revisa la notificación, el registro, el reporte y nosotros contactamos después a las instituciones que tienen competencia en el asunto, como por ejemplo el SAG, que ha sido clave en apoyarnos con el ganado doméstico. En los últimos años ya esta amenaza se ha reducido considerablemente en nuestras áreas protegidas de la región. En la reserva de Niblinto actualmente no tenemos registro de vacuno en el interior de la región, ni en la Reserva Ñuble en el último año”, explicó el jefe del Departamento de Áreas Silvestres Protegidas de Conaf Ñuble, Mario Valdebenito.

La basura no representa una problemática en el caso de las áreas protegidas, porque el turista ha mantenido, en general, una conducta disciplinada y respetuosa del medio ambiente.

“Cuando este tipo de visitantes ingresan por los pasos habilitados, reciben las charlas de guardaparques y toda la instrucción, acatan las medidas, y una de las principales es que cada persona que genere su basura al interior también tiene que bajar con ella, porque pueden ser focos infecciosos, tanto para la fauna que vive en el sector como para otros guardaparques, que son los que tendrían que, finalmente, retirar esos residuos desde la unidad. Como estas unidades están apartadas de los centros poblados, el camión de basura no llega hasta la unidad, entonces, tenemos que hacernos cargo de todos esos residuos en el caso de que se de”, dijo

Las mascotas están prohibidas en estos núcleos protegidos, debido al riesgo de transmisión de enfermedades, predación y perturbación a la fauna nativa. Aún cuando sus dueños han intentado ingresar con ellas, bajo el argumento de contar con vacunas y controles de salud vigentes, se les niega el paso por respeto a sus lineamientos internos.

“Muchas veces dicen, pero mi perrito viene vacunado, tiene todo Al día, sin embargo, cualquier perro o gato es una amenaza constante a la fauna, porque puede soltarse, morder o cazar algún pajarito y finalmente termina afectando”, aclaró.

Crecimiento turístico e inmobiliario

En sectores como Las Trancas ha aumentado la construcción de cabañas y proyectos turísticos, lo que trae más vehículos, ruido, consumo de agua y residuos. Gabriela Allende alertó que, si este crecimiento no se planifica adecuadamente, puede impactar negativamente.

“Si no se planifica bien, este crecimiento puede afectar bosques nativos, humedales y el propio atractivo natural que buscan los turistas. La venta de parcelas para uso habitacional y turístico en la precordillera abre más caminos, cercos y viviendas dispersas, fragmentando el hábitat de muchas especies. Esto también multiplica la presencia de motos, autos, mascotas y basura en áreas que antes eran más tranquilas”, aseveró.

Propuesta de solución

Frente a estos impactos, el académico UdeC apuntó no solo a mantener la educación ambiental y la fiscalización efectiva, sino también a la creación de nuevas áreas protegidas.

“Hacer campañas de educación ambiental permanente. No solamente de un programa o de un proyecto. Debe ser parte, por ejemplo, del currículum de los estudiantes, los temas ambientales, de conservación y la creación de hábitos. Por otra parte, el Estado debe tener capacidad para regular y fiscalizar actividades económicas. No se puede permitir el desarrollo de una actividad en un lugar que es frágil, que es vulnerable por una razón ambiental o ecológica. Eso debe respetarse. Por ejemplo, crear nuevas áreas protegidas. Es la única manera de proteger el hábitat de una especie que necesita espacio. Se estima que necesita entre 400 y 500 hectáreas, un solo individuo para poder reproducir su hábito, para moverse.(…) Si lo restringes y lo restringes, estás eliminando el espacio de su hogar y finalmente lleva a que termine extinguiéndose”, destacó.

Si bien la creación de nuevos núcleos de protección dentro del corredor biológico Reserva de Biósfera permitiría resguardar más flora y fauna, al existir normativas y prohibiciones, Mario Valdebenito precisó que esa estrategia requiere de un trabajo articulado con las comunidades que permita alcanzar consensos.

“La existencia de más áreas protegidas en la región permitiría reforzar el corredor biológico y crear estas áreas protegidas también daría al Estado un poco más de competencia para fiscalizar en estas nuevas áreas, en el caso de que se crearan. Toda creación de áreas protegidas en cordillera sería beneficioso para la biodiversidad, pero también tenemos que considerar el factor del desarrollo humano. Hay actividades tradicionales en los territorios cordilleranos, y al crear estas áreas protegidas también se están reduciendo los lugares donde se realizan estas actividades tradicionales. Si crea un área protegida, donde históricamente la gente ha llevado sus animales a veranadas, muchas veces estas veranadas pueden seguir ocurriendo y afectando esta área protegida. Entonces, se requiere de esfuerzo de todos”, enfatizó  el jefe del Departamento de Áreas Silvestres Protegidas de Conaf Ñuble, Mario Valdebenito.

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