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“Todas las ciudades grandes de Chile ya tienen buses eléctricos y nosotros no queremos quedarnos atrás”

Chillán y Chillán Viejo se acercan a los dos años desde la implementación oficial del recaudo electrónico en el transporte público mayor, un sistema que transformó por completo la operación de los taxibuses y la relación entre usuarios, conductores y empresas. La digitalización del pago, la incorporación de tarjetas bancarias y la instalación de cámaras de seguridad marcaron un antes y un después, transformando a Chillán en un referente nacional.

Hoy, los operadores destacan que la tecnología permitió conocer en detalle el movimiento diario del sistema, mejorar la gestión de la caja, ordenar los flujos de pasajeros y entregar a las autoridades información concreta para la toma de decisiones.

El uso masivo de la TNE, la buena recepción de los adultos mayores con su tarjeta preferente y un aumento de la demanda, que ya bordea los 70 mil viajes diarios, han consolidado el modelo como uno de los avances más significativos del transporte local.

Pero aún quedan desafíos pendientes. Así lo destaca Humberto Llanos Cerda, presidente de la Asociación de Dueños de Taxibuses Urbanos de Chillán, quien conversó con La Discusión sobre el déficit de infraestructura vial y el estancamiento en los esperados buses eléctricos.

El dirigente gremial analizó el funcionamiento del recaudo electrónico, catalogándolo como “positivo y pionero”, pero fue claro al mencionar que falta trabajar en vías exclusivas y en la implementación de terminales de carga, que traerían consigo instalar también buses eléctricos.

En enero se cumplen dos años de la implementación oficial del recaudo electrónico en Chillán–Chillán Viejo. ¿Qué balance puede entregar a dos años de funcionamiento? ¿Cómo ha visto el comportamiento de los pasajeros?

Sin ser un sistema perfecto, porque no hay sistema perfecto, Chillán fue pionero. En ese sentido creo que el balance, sumando y restando, es positivo.

Hoy día tenemos el control de la caja, la tecnología nos da números. Tenemos información, datos. Por ejemplo, sabemos dónde se mueve la gente y cuánta gente movemos. Eso nos permite tomar decisiones y también exigir a las autoridades en base a los números.

Los conductores también tienen un trabajo más aliviado. Se dedican solamente a conducir. Prácticamente la tasa de asaltos a conductores se redujo a cero. No hay mayores incivilidades arriba de los buses.

También tenemos otra tecnología: las cámaras. De repente vemos casos de carterazos a bordo, sacar un celular, sacar una billetera. Cuando se ve eso, se entregan las imágenes a Carabineros o a inspectores municipales.

En cuanto al recaudo, el comportamiento de la gente fue excelente. Los estudiantes están pagando con su TNE, los adultos mayores tomaron muy bien la tecnología con su tarifa rebajada, con la tarjeta morada para adulto mayor.

Hoy los números indican que estamos moviendo 70.000 personas diarias. El 50% de la gente son pasajeros adultos, un 35% estudiantes y el otro 15%, adultos mayores.

Respecto a los adultos mayores, desde la Seremi decían que podría haber alguna dificultad en el proceso de adaptación ¿Finalmente eso ocurrió?

No, no fue tema. Al principio se hizo una buena campaña de difusión en consultorios, en juntas de vecinos. Participó la empresa tecnológica, participó la Seremi de Transportes, participamos los operadores.

La verdad es que el centro de atención a usuarios en calle Libertad tiene como principales usuarios a los adultos mayores. Cuando alguien pierde su tarjeta, o cuando va cumpliendo 65 años, debe ir solamente ahí a obtener su tarjeta de adulto mayor, que entrega el beneficio.

¿Están conformes con el sistema? ¿Tenían la visión de que sería positivo?

Sí. Como digo, no hay sistema perfecto. En el camino han salido públicamente algunas diferencias que hemos tenido.

Después, en febrero de este año, teníamos la obligación de implementar el pago con tarjetas bancarias, y ese es un sistema que trajo algunas complicaciones. Principalmente por las comisiones, por el desfase en los pagos. Ahí entra a operar otro actor, que es el único disponible en el mercado.

Las tarjetas bancarias generan un beneficio porque el usuario tiene una nueva modalidad de pago, pero en su minuto nos trajo complicaciones por las altas comisiones, que no teníamos a la vista cuando negociamos esto, y por el desfase. Pero valoramos el sistema de pago con tarjetas bancarias.

En cuanto a la renovación de flota y la incorporación de buses eléctricos ¿cómo avanza ese proceso? ¿Qué conversaciones han sostenido con el Gobierno Regional y cuál es su disposición a apoyar la llegada de buses eléctricos?

El recaudo electrónico ya está funcionando, por lo tanto, no nos quedamos tranquilos y siempre hay un nuevo desafío.

Así como fuimos pioneros en el pago electrónico a nivel país, en regiones, nos habría encantado ser pioneros en electromovilidad, pero ya no fue. Hoy Arica tiene buses eléctricos, también Antofagasta, La Serena, Copiapó, Concepción, Temuco, Puerto Montt. Por ningún motivo nos queremos quedar atrás.

El proyecto es demasiado costoso. Hoy dependemos de las modificaciones del Decreto 44 del programa Renueva Tu Micro.

La principal barrera son los terminales de carga. Como operadores nos hemos asesorado con arquitectos y asesores de transporte, hemos presentado proyectos y hemos tenido conversaciones con empresas de energía que construyen terminales de carga. Esa es la barrera principal.

Queremos partir con un proyecto de, al menos, 10 buses incorporados a alguna línea. Para eso necesitamos un terminal de carga con dos o tres cargadores, y estamos hablando de un proyecto cercano a $500 millones.

El diferencial que debe colocar cada propietario a través del Renueva Tu Micro es absorbido a nivel personal, con créditos o ahorro, pero nuestra principal barrera, y donde queremos apoyo del Gobierno Regional, es en los terminales de carga.

Dependemos de dos factores: que salga de Contraloría la modificación del Decreto 44 y que salga el reglamento de la Ley de Subsidio.

Como gremio vamos a exigir que el próximo año el Gobierno Regional gaste el 50% del Fondo de Apoyo Regional en transporte. Son cerca de $9 mil millones que deben usarse en transporte.

Esto no es solo para apoyarnos a nosotros: es para que los usuarios tengan un bus de alto estándar, con aire acondicionado, piso bajo, WiFi, puerto USB, sin contaminación y silenciosos. Esperemos que en 2026 podamos avanzar en iniciar la construcción de un terminal de carga y posteriormente la llegada de buses eléctricos.

Con todo lo que usted plantea, ¿por qué cree que Chillán se ha quedado atrás, considerando que otras ciudades y regiones ya avanzaron en electromovilidad con apoyo de sus gobiernos regionales?

La explicación es que el Ministerio de Transportes mejora la conectividad mediante licitación o mediante regulación de los operadores actuales.

En La Serena, Antofagasta, Copiapó u Ovalle, los buses eléctricos han llegado por mala operación de los operadores locales. En Osorno, por ejemplo, se está licitando todo el servicio porque los operadores trabajaron mal y los sacaron.

Ése no es el caso de Chillán. Nosotros tenemos contrato con el Ministerio, tenemos buenos indicadores, por lo tanto, no habrá una licitación abierta para que llegue un operador externo.

Como Chillán lo ha hecho bien, somos nosotros los llamados a crecer en buses eléctricos.

Chillán mueve mucha menos gente que Concepción, tiene tarifas más bajas y subsidios compensatorios más bajos. Por eso es un tema de capacidad económica de los propietarios para aventurarse individualmente.

Además del recaudo y de la electromovilidad, Chillán también está rezagado en corredores y pistas exclusivas. ¿En qué estado están esos proyectos y cómo se compara nuestra situación con otras ciudades?

Son cosas que mejoran el transporte público. Hoy dimos un gran paso: tenemos tecnología, la gente tiene la aplicación Red Regional, que muestra dónde viene el bus, a qué hora, a cuántos metros. Se puede pagar con tarjeta bancaria, a nivel europeo.

Queremos cambiar el tipo de buses por un mejor estándar, y cuarto: necesitamos infraestructura asociada para mejorar tiempos de viaje.

No sacamos nada con tener un bus eléctrico automático con aire acondicionado si va a enfrentar los mismos tacos que los 70.000 vehículos particulares de la ciudad.

Somos la única capital regional del país que tiene cero metros de vías exclusivas o pistas Solo Bus. Y ahí, yo me atrevo a decir que es un tema político, hay falta de voluntad del municipio.

Tenemos buena llegada con el gobernador y su equipo, pero sentimos una traba municipal para facilitar el espacio para vías exclusivas.

Tenemos dos ejes principales: Maipón, Libertad, 5 de Abril, donde pasa todo el transporte público. Esto no es solo para buses: también taxis y colectivos usarían estas vías. Los tiempos de viaje serían mucho menores. Hoy los GPS muestran velocidades promedio cercanas a 20 km/h, lo que es muy bajo.

¿Se atreve a proyectar un plazo prudente para que estos elementos -electromovilidad, terminales de carga, infraestructura- puedan comenzar a implementarse?

Las conversaciones sobre electromovilidad llevan fácil dos años. Ha habido anuncios. Siendo realistas, antes de que lleguen los buses, debemos construir un terminal de carga.

Si el Gobierno Regional no quiere aportar a privados, estamos disponibles a un centro de carga público donde podamos cargar los buses. Chillán no tiene cargadores públicos. Incluso el de la Seremi de Energía estaba inutilizado.

Quien tiene un auto eléctrico debe ir a cargarlo a la Shell o a la Copec, a 20 kilómetros de la ciudad.

Para electromovilidad 2026 dependemos de que Contraloría apruebe el Decreto 44 y el reglamento de la Ley de Subsidio. Si eso sale, podríamos iniciar la construcción de un terminal de carga en 2026.

Un terminal podría tardar 6 ó 7 meses, y en paralelo llegarían los primeros buses. Hemos hecho pruebas de ruta con cinco empresas y los buses funcionan impecables. Chillán no tiene pendientes ni impedimentos para operarlos.

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