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Reconstrucción tras incendios de 2023 presenta un 69% de avance en Ñuble

Cedida

A casi tres años de los devastadores incendios del verano de 2023, el proceso de reconstrucción aún no ha culminado, siendo más ágil en las comunas de Quillón, Ninhue, Ránquil, Yungay, Quirihue, Portezuelo y Coelemu, a diferencia de Chillán, donde ha sido más lento. La prioridad fue puesta en las primeras, debido a la mayor destrucción que causaron en éstas los eventos adversos.

Si bien post emergencias se catastraron, en una fase preliminar, 490 viviendas con daños de diverso nivel, en el transcurso del tiempo, esta cifra experimentó variaciones a la baja por diversas razones.

Al depurar, de ese total, solo 139 calificaron para recibir el apoyo estatal, mediante dos modalidades. En el desglose, 31 familias recibieron una asignación directa a través del Programa de Habitabilidad Rural (DS10) y 107 vía Fondo Solidario de Elección de Vivienda (DS49). Solo un grupo familiar, que tenía daños reparables, recibió la tarjeta de banco de materiales (DS255).

Sin embargo, a posterior, 20 familias terminaron fuera del proceso, ya que no regularizaron la propiedad, vendieron los terrenos, fallecieron sin tener un beneficiario sustituto o fueron rechazadas por razones técnicas, por lo que la cifra bajó, según el último reporte de noviembre.

En definitiva, hay 118 familias que forman parte de la campaña de reconstrucción, donde 82 ya habitan su nuevo hogar, lo que corresponde a un 69% de avance.

Para alcanzar la meta, la Seremi de Vivienda y Urbanismo junto al Serviu Ñuble han mantenido una mesa de trabajo para monitorear el proceso y abordar los obstáculos que puedan ralentizar la entrega de soluciones habitacionales.

“Seguimos trabajando para que todas estas familias puedan recuperar su tranquilidad, por lo mismo, tenemos una mesa de trabajo periódica con las entidades patrocinantes y las oficinas municipales de vivienda para monitorear las trabas jurídicas o técnicas que impiden agilizar el proceso. Ahora hay 12 viviendas en construcción y tenemos 31 casos que aún no pueden iniciar obras”, informó el seremi del ramo, Antonio Marchant.

Los subsidios habitacionales para levantar las viviendas se efectuaron a través del Programa de Habitabilidad Rural que permitió entregar una solución al poco tiempo después de la catástrofe, entregando todas las soluciones en esta línea. No obstante, la construcción en sitio propio a través del DS49 ha costado más.

Desde la cartera, indicaron que en las comunas de Ninhue, Ránquil, Portezuelo, Quirihue y Yungay, el proceso ya cerró. Sin embargo, en la capital regional el progreso ha sido dispar.

“Está el caso de Chillán, donde hay 6 viviendas que aún no comienzan la construcción, pero 4 ya tienen la revisión de Serviu, a otro le faltan unas subsanaciones de la DOM y el otro caso tiene un problema con una hipoteca”, detalló la autoridad regional.

En ese contexto, a las familias que aún no reciben la solución definitiva se les tramita un albergue transitorio o una asignación directa del subsidio de arriendo hasta que recuperen su hogar.

“En Chillán hay tres de esos casos con el beneficio vigente y estamos gestionando otro más. Aparte de eso, no sólo buscamos reponer lo perdido, sino mejorar y ampliar las oportunidades socio-urbanas, también disminuir las actuales brechas de inequidad. Por lo mismo, implementamos el programa Pequeñas Localidades en Quillón y Ninhue, lo que se suma a un trabajo intersectorial para fortalecer la resiliencia y adaptación al cambio climático”, precisó Marchant.

Avance dispar en Chillán

Los incendios del verano de 2023 marcaron a la Región de Ñuble, por ser los más devastadores en los últimos años. Anita López fue una de las damnificadas en Chillán, donde su casa ubicada en el pasaje Quilelto 3442 de la Villa Doña Francisca III, fue destruida por las llamas en un 100%.

Tras dos años y nueve meses de espera, la afectada indicó que la semana pasada comenzaron los trabajos de demolición de su inmueble que quedó inhabitable producto del siniestro, lo que la llevó a arrendar una casa con apoyo del gobierno, a la espera de la reconstrucción.

La extracción del material en desuso, dará paso a la ejecución de las obras.

Producto de su condición fue beneficiada con un subsidio de 1.300 UF para la construcción de una nueva vivienda por parte del Serviu.

“La verdad que no sabemos cuánto tiempo se van a demorar. Esperemos que no se queden parados a mitad de camino. Espero que todo fluya y que salga bien. Hemos esperado tanto ya por nuestras casas (…) Pero ya se dio el primer paso, que es la demolición. Yo había perdido la esperanza muchas veces, pero volví a recuperarla”, manifestó.

Respecto a su proceso de arriendo, Anita indicó que hay algunos meses en que el beneficio no fue entregado, generándose una deuda que se debe regularizar.

“Resulta que en junio del año pasado hicimos el último contrato que nos corresponde por el subsidio de arriendo y ese subsidio me dura hasta junio. Entonces, la verdad de las cosas que no sé si de aquí a junio nos van a tener la casa y hay un problema dentro de eso, que marzo, abril y mayo del año pasado ellos no pagaron el arriendo, porque se traspapelaron y no siguieron los documentos. Hay problemas con esos tres meses de arriendo que están complicado su pago y la verdad es que yo no tengo ese dinero”, dijo.

Ingrid Manríquez perdió el 50% de su vivienda en la Villa Doña Francisca II tras el siniestro. Producto de la emergencia hizo reparaciones provisorias en el segundo piso, para soportar las lluvias del invierno, a la espera de los trabajos definitivos.

Desde lo sucedido, su familia ha continuado habitando la planta baja de su vivienda a pesar de las condiciones de hacinamiento, ya que vive junto a dos hijos, su nuera y tres nietos.

“No me han avisado. Lo único que me dicen es que sí, que están en conversaciones, pero han pasado tres años y no han hecho nada (…). Se comprometieron supuestamente con 660 UF. (…) Yo necesito que se agilice, porque imagínense, estamos hacinados. Estamos súper incómodos, porque está mi hijo con su familia durmiendo donde estaba el comedor, le hicimos una pieza provisoria y yo estoy durmiendo con mi hijo de 14 años en mi pieza”, explicó.

Ingrid, quien hace un año se encuentra cesante, espera que lo comprometido por el Serviu se agilice para poder mejorar sus condiciones de habitabilidad y calidad de vida.

“Yo estoy sin trabajo desde hace un año. Antes trabajaba en un restaurante y ahora ando vendiendo dulces por ahí, haciendo aseo y así de esta manera uno no puede pedir crédito para arreglar la casa. Yo estuve averiguando y tenemos que tener 20 millones de pesos para poder arreglar el segundo piso”, expresó.

Por este motivo, la vecina tiene la esperanza de recibir el subsidio de reconstrucción o una tarjeta para comprar materiales que le permitan ejecutar de manera particular las obras.

“Aunque sea, por último, deberían de pasar alguna tarjeta con los materiales y uno coloca los maestros, porque yo tengo familiares que trabajan en la construcción, entonces, ellos podrían ayudar, pero desde el Serviu me dijeron que no, porque estaban afiliados con una constructora”, comentó.

Johana Calderón, quien es educadora y madre de dos hijos, se encuentra viviendo en la casa de su madre de allegada, a la espera de la construcción de su casa definitiva en la Villa Doña Francisca II, en el pasaje Prado con Angol, que en la actualidad presenta un 50% de avance, siendo uno de los casos con mayor progreso en Chillán, tras los siniestros.

“El avance más significativo, porque ya hace dos meses que empezaron a construir, en septiembre. De hecho, ese mes estuvieron trabajando pocas semanas. Ha sido lento el proceso, pero al menos hoy día ya estamos con las murallas construidas, se están instalando hoy día el sistema eléctrico, por ejemplo, pero el proceso fue largo, tedioso y burocrático”, dijo.

Al igual que Anita, la vecina recibió el subsidio de arriendo durante un año. En el intertanto de la evaluación de su situación socioeconómica, para la renovación de dicho contrato, decidió vivir en la casa de su mamá en Villa Doña Francisca III. Su condición laboral mejoró, también, tras dar término a un empleo en Limache y encontrar un nuevo trabajo en Chillán, en el área administrativa.

En su caso, su subsidio de reconstrucción habitacional fue por 50 millones de pesos. Pese a la espera se manifestó serena y agradecida con la ayuda.

“Esas casas costaron en esos años, 10 millones de pesos y ahora están avaluadas como en 80 millones. (…) El diseño será igual que la casa normal. La de nosotros era la casa básica. Pero, por ejemplo, yo y Alejandra (otra damnificada) habíamos remodelado la casa. Nosotros habíamos regularizado nuestra casa con el municipio y con toda la ampliación que tenía. Nosotros habíamos invertido en eso, pero lo bueno es que nos reconstruyeron algo. Yo estoy bien tranquila, aunque estemos apretados en la casa de mi mamá”, valoró.

Comunas

Ninhue fue una de las comunas más perjudicadas por la acción de las llamas en 2023. A la fecha, según el municipio, todas las familias damnificadas, quienes calificaron con los requisitos, recibieron sus unidades habitacionales.

En total, se entregaron 24 viviendas de emergencia, en una fase preliminar, y posteriormente 17 casas definitivas. En el desglose de esta última cifra, 10 fueron proporcionadas por la Fundación Levantemos Chile, dos por una institución religiosa y cinco por parte del Serviu, mediante subsidios estatales.

El alcalde de Ninhue, Luis Molina, manifestó satisfacción, ya que el proceso culminó de manera ágil en comparación a otras comunas, otorgándole el beneficio a las familias, por medio de una articulación entre el mundo público y la sociedad civil, impulsada por el municipio.

“El proceso de reconstrucción post incendio del año 2023, que fue el más grande que hemos tenido en la comuna, lo abordamos de una muy buena manera, tanto como municipalidad, Serviu, Delegación Regional y Gobierno Regional, porque son varios entes que fueron involucrándose en la reconstrucción. Yo diría que fue bastante rápido en comparación a otras comunas. Si bien no fue una cantidad grande de casas por reconstruir, terminamos en dos años, en tres años está terminado. En la reconstrucción, siempre hay dificultades para conseguir los recursos, porque en el caso de la familia del sector norte, algunos tenían sus propiedades sin ningún problema de papeles, de escritura, y a ellos se les pudo construir a través de Serviu, mediante subsidios, y para aquellas familias que no tenían sus propiedades con sus escrituras al día, se recurrió a Techo para Chile y algunas otras entidades que hicieron posible la construcción de esta vivienda para la familia”, explicó.

En Ránquil, en tanto, informaron que el proceso se encuentra en la recta final, tras ser la comuna que recibió las primeras casas definitivas en la provincia de Itata. Su alcalde, Nicolás Torres, precisó que, entre quienes calificaron con el beneficio, 10 vecinos presentan el 100% de su unidad habitacional construida. Solo un caso lleva un 80% de progreso en las obras, debido a un problema jurídico vinculado a una hipoteca, que ya fue resuelto con ayuda del municipio.

La Discusión consultó a otras comunas azotadas por la emergencia de 2023, como Quillón y Coelemu, para conocer una evaluación de la marcha de los trabajos, sin embargo, pese a la insistencia, al cierre de esta edición, desde la primera comuna sus equipos municipales se comprometieron a responder la próxima semana, mientras que, en el caso de la segunda, no hubo pronunciamiento.

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