Migración y responsabilidad política

Señor Director:
La crisis migratoria que atraviesa Latinoamérica no es un fenómeno espontáneo ni ajeno a responsabilidades políticas concretas. Entre sus causas más profundas destaca el colapso institucional provocado por el régimen de Nicolás Maduro en Venezuela, un gobierno cuya deriva autoritaria, corrupción estructural y devastación económica ha expulsado a más de siete millones de personas, generando el mayor éxodo de la historia moderna de la región.
Sus consecuencias se sienten en todo el continente: presiones sobre los sistemas de salud, vivienda y empleo; tensiones sociales en ciudades que no estaban preparadas para absorber flujos masivos; y el fortalecimiento de redes criminales que se aprovechan de la desesperación de quienes huyen. Países como Chile, Perú y Colombia han debido enfrentar, sin apoyo internacional suficiente, los efectos de una crisis que no generaron.
Ante este escenario, es necesario reivindicar políticas migratorias responsables, ordenadas y realistas. Controlar fronteras, desarticular el ingreso clandestino y exigir antecedentes limpios no es xenofobia: es la mínima condición para proteger a las comunidades receptoras y también a los propios migrantes que buscan dignidad.
Latinoamérica tiene la obligación moral de auxiliar a quienes escapan de dictaduras, pero no puede hacerlo a costa de su seguridad ni de su cohesión social. Reconocer que la raíz del problema está en regímenes que destruyen sus países es el primer paso para enfrentar esta crisis con humanidad y firmeza.
Rodrigo Durán Guzmán