La importancia de la prevención y el tratamiento del VIH

La pandemia del SIDA es una de las que más años ha perdurado. La adquisición del virus del VIH (Virus de la Inmunodeficiencia Humana) hace algunas décadas era sinónimo de muerte. Sin embargo, hoy sabemos que vivir con VIH no es una sentencia de padecer SIDA, ni de morir a causa de él. Esto se ha logrado tras décadas de desarrollo de diversas alternativas farmacológicas administrables de forma previa y posterior a la exposición al virus. Sin embargo, aún no hay una cura definitiva y una vez adquirido el virus, no podemos eliminarlo por completo de nuestro cuerpo. Según estimaciones de ONUSIDA, cerca de 40 millones de personas viven con el virus del VIH en la actualidad, siendo el 53% de ellas mujeres y niñas.
El virus del VIH se transmite entre las personas mediante tres rutas principales: sexual, parenteral y la ruta vertical. Vertical quiere decir de madre a hijo, durante el embarazo y el parto y la lactancia; la ruta parenteral, que es a través de la sangre, puede darse al compartir agujas o al darse contacto entre una herida y sangre de una persona que vive con VIH; y la ruta sexual es aquella en la que el virus se transmite durante relaciones sexuales sin protección con una persona que vive con el virus. Sin embargo, el VIH no se transmite por la saliva, lágrimas ni el sudor”, explicó el académico del Departamento de Microbiología de la Facultad de Ciencias Biológicas de la Universidad de Concepción, Dr. Francisco Fuentes Villalobos.
“Los fluidos que se intercambian durante una relación sexual son los responsables de llevar en sí las partículas virales, principalmente el semen”, detalló el también Investigador principal del Laboratorio de Inmunovirología.
¿Se puede prevenir la transmisión del virus?
Para poder evitar la transmisión del virus, la forma más directa es usar métodos de barrera, como el condón, tanto masculino como femenino. De esta manera, se frena el contacto de los fluidos con las mucosas, teniendo una capa de protección extra. “También el tener comunicación abierta con las parejas sexuales sobre el estado de salud y el historial sexual ayuda a saber si estás en riesgo o no”, agregó la Docente del Departamento de Obstetricia y Puericultura UdeC, Dra. Mercedes Carrasco Portiño.
Esta estrategia se puede complementar con alternativas farmacológicas. Hay algunas que permiten ser administradas de forma previa a una situación de riesgo, como una relación sexual sin protección, disminuyendo significativamente el riesgo de la adquisición del virus. Esta estrategia, el PrEP o profilaxis preexposición tiene alternativas bioequivalentes muy accesibles.
“Estos fármacos antirretrovirales impiden que el virus sea integrado en el genoma de las células de esa persona, impidiendo que ocurra esta etapa indispensable para que el virus pueda ser replicado en ella. Si una persona a la cual se le prescribió este cóctel de fármacos antirretrovirales se adhiere al tratamiento, puede disminuir hasta en un 99% el riesgo de adquirir el virus VIH”, declaró el investigador.
Estos fármacos son parte de la estrategia de prevención del VIH/SIDA del Ministerio de Salud de Chile, e incluso se entregan de forma gratuita a quienes cumplan con ciertos requisitos. Sin embargo, quienes deseen adquirirlos pueden hacerlo por medio de una receta médica, con un valor que ronda los 15 mil pesos mensuales.
Profilaxis post exposición al virus del VIH
Hasta algunas pocas horas después de la exposición a fluidos corporales que puedan contener el virus, existe un tratamiento de emergencia. El PEP (Profilaxis post exposición) ayuda a disminuir el riesgo de adquirir el virus en casos de emergencia, como una violación, un accidente laboral (como el pinchazo accidental con una aguja contaminada en centros de salud), o una salpicadura de sangre a mucosas del personal de salud.
“Este tratamiento consiste en un cóctel de fármacos antirretrovirales, por un período largo de tiempo para intentar evitar que el genoma del virus alcance a ser integrado en las células de esa persona. Y esto permite disminuir el riesgo, pero es menos efectivo que la profilaxis preexposición”, aclaró el Dr. Fuentes.
Vacuna contra el VIH
“Hay distintos ensayos de nuevas formulaciones vacunales, pero, lamentablemente, hasta la fecha ninguno ha funcionado”, reconoció el docente, quien explicó que el genoma del virus del VIH evoluciona muy rápido.
“Cada nueva partícula viral de VIH acumula una mutación cuando se compara al virus que infectó a una célula. Si no se recibe tratamiento, durante la fase asintomática, por cada centímetro cúbico de sangre, hay en torno a las 100 mil a 500 mil copias del virus, con una diversidad tremenda, lo que ha dificultado el desarrollo de vacunas, pero, además, el virus puede permanecer en forma latente, en el genoma de nuestras células, dificultando su eliminación” aclaró el investigador. También, declaró, es importante considerar que las células de nuestro cuerpo que replican al virus son los linfocitos ayudadores (CD4 positivos), que mueren tras ello, “eliminándose un componente indispensable de nuestra respuesta inmunitaria”.
Carga viral para ser indetectable
La carga viral es el número de partículas virales que existen en cierto fluido. En este caso, el número de partículas del VIH por centímetro cúbico de sangre (viremia), lo que en conjunto con el recuento de linfocitos CD4+ va a indicar en qué etapa se encuentra la persona respecto a la patología.
“Durante las primeras semanas después de adquirir el virus, la carga viral sube mucho. Y luego baja, pero no a cero, y se mantiene relativamente constante este nivel hasta que posteriormente vuelve a subir en la etapa de SIDA”, aclaró el Dr. Fuentes. En el período de ventana, durante los tres primeros meses tras la adquisición del virus, lamentablemente no se puede asegurar si la persona vive o no con el virus, ya que los anticuerpos específicos contra él, y que sirven para diagnosticar a una persona, tardan en aparecer, siendo necesario un segundo análisis después.
Cuando la persona recibe la terapia antirretroviral, “tiene fármacos en todo su organismo que están frenando una de las etapas del ciclo replicativo del virus, que es la conversión de su genoma de ARN hacia ADN, que podría ser integrado luego en los cromosomas humanos y permitir crear nuevas partículas virales”, sostuvo el microbiólogo.
Con el tiempo se espera llegar a un nivel de indetectabilidad, en el cual las pruebas de laboratorio no pueden detectar al virus circulando en la sangre. “Hoy sabemos, gracias a numerosos ensayos en el tiempo y a las décadas de investigación, de que esa carga viral indetectable en realidad es cero, no pudiendo transmitirse el virus a nadie, ni siquiera a la pareja sexual del paciente” remarcó el docente de la Facultad de Ciencias Biológicas.