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Familia y estado debilitados

Señor Director:

Hay algo más que pesar y una obvia condena ante el hecho criminal; lo llamaría algo así como “frustración ajena “. El padre de la víctima declara: “fui blando como papá y como familia fuimos muy permisivos “. Aquí asoma una primera clave, ausencia de autoridad y disciplina en la formación de los hijos. No habría transmisión de valores, reglas y límites claros, como tampoco una estimulación por un modelo de vida correcto.

El crimen de Krishna Aguilera (previo secuestro por casi un mes), de tan solo 19 años, quedó al descubierto hace poco más de una semana. Este impactante episodio demuestra que en nuestra sociedad está casi todo fallando para impedir la expansión del tráfico de drogas y la criminalidad asociada. Porque no solo las familias son responsables de la penetración del narcotráfico en su entorno particular e inmediato. También hay una contraparte fundamental, que es el Estado, el cual por mandato legal debe proteger a sus ciudadanos y actuar allí donde estos lo requieran. El rol del Estado continúa siendo muy débil en brindar seguridad y llega tarde para contener el avance de las bandas narco. Fallan las instituciones del estado y fracasa el pilar básico de la sociedad, la familia.

Es evidente que estamos en presencia tanto de una crisis de autoridad, como en el ejercicio de esta. Casi como sí ocurriera en paralelo, autoridades y padres abandonan posiciones que requieren firmeza, absteniéndose de tomar decisiones difíciles y dejando vacíos de responsabilidad, generando espacios de amplia libertad de acción y sin reglas. Más temprano que tarde otros actuarán allí y aparecerán nuevos referentes, promoviendo nefastos modelos de conducta.

Marcelo Moraga A.

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