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Embalses y cambio climático en Ñuble

Un interesante llamado de atención a los líderes locales hizo recientemente el asesor técnico de la Dirección de Obras Hidráulicas del MOP y jefe del proyecto embalse Zapallar, Rodrigo Saavedra Palacios, en el marco de una jornada desarrollada en Chillán por Derecho UdeC Campus Chillán y por el Programa de Derecho Administrativo Económico UC.

En su presentación, el profesional analizó los impactos del cambio climático en la disponibilidad de agua y advirtió que la región de Ñuble es una de las más expuestas a fenómenos como la disminución de la precipitaciones y eventos más intensos de lluvias y crecidas de ríos. Asimismo, declaró que varios estudios demuestran un déficit de nieve en la cordillera y un retroceso de los glaciares, que constituyen actualmente el gran embalse natural de la región.

Ñuble cuenta únicamente con el embalse Fernando May (Coihueco), cuya capacidad es de 28,8 millones de m3, un volumen que palidece ante la capacidad total de los embalses de la región del Maule (3.271 MM m3) y del Biobío (6.839 MM m3).

Pero existen tres proyectos en la región que han esperado décadas por su concreción: Zapallar (80 MM m3), que está en su fase final de licitación, adportas de la adjudicación para su construcción; La Punilla (565 MM m3), cuya licitación para su segunda concesión fracasó y se prevé que se licite su construcción en 2027-2028; y el Chillán (125 MM m3), cuyo estudio de factibilidad concluyó recientemente y ahora debe avanzar en la ingeniería de detalle.

La materialización de los tres embalses proyectados sumará una capacidad de almacenamiento de 799 millones de metros cúbicos, con los que se podrán incorporar 93 mil hectáreas con seguridad de riego, que se sumarán a las cerca de 50 mil hectáreas con potencial de riego, totalizando más de 143 mil hectáreas en las que se podrán desarrollar cultivos intensivos y más rentables.

Además, se trata de embalses multipropósito, ya que también consideran una reserva para consumo humano y permitirán contar con una fuente de abastecimiento de agua para combatir incendios. Otra ventaja mencionada es su capacidad de regulación de crecidas en episodios de intensas precipitaciones.

A pesar del evidente rezago de Ñuble en materia de almacenamiento de agua y de los diversos beneficios que reportan estas obras para la sociedad, especialmente en un contexto de cambio climático, curiosamente, a nivel local no ha existido la voluntad de todos los líderes por empujar estos proyectos, lo que explica en parte, por ejemplo, la fallida licitación de La Punilla.

“Para mí, la pregunta no es si va a haber embalses; yo creo que los tres se van a construir. La pregunta es si se van a construir en esta generación o en la que viene. ¿Y por qué lo digo? Porque si uno revisa la carta de navegación de la región de Ñuble, que es la estrategia regional de desarrollo, no aparece la palabra embalse. Entonces, algo tiene que ocurrir, ¿qué están pensando los líderes? ¿Cuál es la posición del territorio?”

En tiempos de elecciones, sería útil conocer la postura de los líderes políticos locales sobre la construcción de embalses en la región, así como también sus argumentos, considerando que, sin agua, no hay crecimiento posible para la agricultura de Ñuble, que, a su vez, es el motor de la economía regional.

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