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Cambios a la plaza de armas de Chillán

“Si algo funciona, no lo toque”, aseguró el reconocido arquitecto nacional Sebastián Gray, citando un viejo dicho inglés, en alusión al proyecto de mejoramiento de la plaza de armas de Chillán, una iniciativa que impulsa el municipio y que ha generado diversas reacciones en la comunidad.

En su reciente visita a la ciudad, el profesional argumentó que “la plaza de Chillán funciona. Está viva, es el corazón cívico y simbólico de la ciudad (…) Tiene una carga emocional y una memoria colectiva muy fuerte. Cada intento por modificarla genera resistencia porque es parte de la identidad chillaneja. No se trata de conservadurismo, sino de reconocer el valor de lo que ya está bien. Si hay que intervenir, que sea solo para restaurar lo que se ha dañado, no para cambiar por cambiar. La plaza funciona perfectamente y eso hay que respetarlo”.

La plaza de armas ha sido, durante los últimos cien años, un punto de encuentro de la sociedad chillaneja, pero también un hito patrimonial, testigo de momentos históricos, como terremotos y celebraciones; y últimamente, también un recinto ferial.

A lo largo de su historia ha experimentado varias transformaciones, sin embargo, su carácter de área verde se ha mantenido invariable por más de un siglo, contribuyendo a enriquecer el paisaje urbano y al bienestar de sus usuarios, quienes se benefician de la sombra que sus árboles proveen, de sus prados y de sus tradicionales bancas de madera.

Pese a los cambios sociales y urbanos que ha vivido Chillán, la plaza continúa siendo el epicentro de la ciudad. Por ello resulta tan relevante para la comunidad cualquier intervención que el municipio pretenda realizar en este pulmón verde, más allá de la necesaria mantención de su mobiliario y su arbolado.

Lamentablemente, la ausencia de esa mantención ha favorecido la ocurrencia de accidentes que probablemente se pudieron evitar, como la caída de un árbol que le quitó la vida a un adolescente en 2020.

Basta recordar el debate que generó la construcción de baños públicos en la plaza, durante la anterior administración, una medida que confirmó la importancia de incorporar la opinión de los vecinos en iniciativas de este tipo.

Hoy el municipio proyecta modernizar el espacio público con una propuesta que contempla nueva iluminación, pavimentos, mobiliario y la eliminación de árboles (un 14%) en mal estado, iniciativa que obtuvo recientemente la recomendación favorable por parte del Ministerio de Desarrollo Social.

Según la Municipalidad, el diseño mantendrá el “carácter verde y patrimonial del lugar”, recogiendo las observaciones de la comunidad en el proceso de participación ciudadana, pero también, en respuesta a las críticas de algunos vecinos y concejales, principalmente por la tala de árboles.

La controversia generada por este proyecto muestra, una vez más, la apatía de un gran número de vecinos respecto a las instancias de participación ciudadana, lo que, a su vez, exige pensar en herramientas más efectivas que contribuyan a una mayor participación; pero, por otro lado, plantea a la autoridad, en su rol político, el deber de acoger las distintas miradas sobre las modificaciones propuestas que sí podrían alterar el carácter verde y patrimonial de la plaza, a la luz del criticado resultado en el proyecto ejecutado en el Paseo Arauco.

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