Skip to content Skip to sidebar Skip to footer

Amar es cuidar

Señor Director:

Toda muerte de un niño es una tragedia; más aún cuando es provocada, por acción o negligencia. Si realmente nos importan sus infancias, debemos también cuidarles mientras crecen, previniendo marchitarles innecesariamente su adultez.

Frente a una tragedia visible, como un crimen o siniestro de tránsito, la reacción social es vistosa; contrastando con el silencio y omisión ante otra violencia disimulada: condenarles a respirar aire insalubre dentro de sus aulas. Las autoridades de salud y sostenedores educacionales, responsables de sus instalaciones y de garantizar entornos seguros, han sido cómplices pasivos de contagios reiterados de Covid-19 y otras infecciones, con efectos acumulativos sobre su salud cerebral (neurológica y psiquiátrica), inmunológica, cardiovascular, metabólica y oncológica.

No podemos normalizar el vivir contagiando a nuestros hijos, mermando significativamente su salud a corto y largo plazo. Si se esmeran en cadenas de oración y discursos sobre rendimiento académico, ausentismo y deserción escolar, exijamos ventilación adecuada (CO₂<550ppm) y filtración de aire suficiente (6 ACH) en todos los recintos interiores de establecimientos educacionales.

Les queremos y, además, debemos protegerles. Amar es cuidar.

Luis León Cárdenas Graide

Empresa Periodística La Discusión © 2025. Derechos Reservados